El derbi del aplastamiento. La ola y gritos de ‘olé’ en un clásico canario que ya forma parte los anales de la historia. Un señor baño. El Tenerife pasó de puntillas y fue humillado en el Viera Arena ante la mejor actuación amarilla en el ciclo Pimienta. Sin noticias de la legión del Teide, la exhibición de la UD en el plano ofensiva resultó de un calibre sublime. Toque, velocidad, el golpeo de Pejiño a la escuadra. Regresó la versión esplendorosa, con la ola en el Gran Canaria como el mejor de los tributos a este sello barroco. El trabajo en la medular de Nuke y Enzo acabó por devorar a Javi Alonso y Aitor Sanz. Parecían conos, dos almas cadavéricas ante la desbandada.

Había sed de venganza y se notaba en el césped. El nivel de implicación personal de cada jugador resultó abrumador. Solo tiraron una vez, en el fotograma de Dauda. Los misiles de Pejiño pusieron el partido en el escenario adecuado, listo para enmarcar. Envasado al vacío para la historia.

Viera elevó a Moleiro a los altares y Marc Cardona se dejó el alma. La suma de los factores provocaron que el Tenerife saltara por los aires. El técnico catalán de la UD aprendió de los errores del Ciutat y puso a los mejores. Desde esa casilla inicial, generó los espacios precisos. Aitor Sanz y Carlos Ruiz escenificaron el pánico.

Álex Domínguez tuvo el estreno más plácido. Un turista en la piscina del Costa Meloneras. Coco se marchó ovacionado y Enric Gallego fue un títere en las manos de Saúl Coco. El Tenerife no supo contener este vendaval y Ramis quedó en evidencia en sala de prensa. El mejor representativa de Canarias tiene el corazón amarillo. Un acto de justicia y orfebrería. 

De Teto no hubo noticias. Nada de nada. Javi Alonso, el otro canterano, saltó por los aires. Soriano tuvo que multiplicarse ante las penetraciones de Marvin Park y Cardona. En lo referente al lateral, vuelve para la causa. El equipo en su plenitud alcanzó el sobresaliente. La UD, así, con este nivel de precisión, resulta imparable. El Lamborghini está de vuelta. La dictadura de plátano conquista El Teide y deja en pañales al régimen del hormigón armado. El Tete parecía un equipo de categoría benjamín, supero por la entereza de Nuke Mfulu. De igual manera, Enzo Loiodice sentó cátedra.Está en el mejor momento de su carrera, en ese momento de inspiración y rebeldía. Al toque, al espacio y con un físico brutal, Las Palmas fue un alma libre. Un escudo salvaje. 

Pimienta sale por la puerta grande. Los mejores piden paso. Pejiño, que deleitó en el Ciutat de Valencia, entra en la historia de los clásicos canarios con dos zarpazos. En el mismo lugar que Vicente Gómez, Sergio Suárez, Marcos Márquez, Álvaro Lemos...Con una arista agresiva, la UD evoluciona y  regaló una actuación portentosa. La mejor de este siglo, al menos las más insultante en relación al nivel ofrecido por el Tete. No hubo derbi. Yo veo mucha ola aquí. El Teide, ahora sí, es amarillo.