La crónica / 20ª jornada (penúltima jornada de la primera vuelta)

Una UD Las Palmas para llorar entrega el liderato en una noche macabra

La UD sucumbe ante el Albacete por sus calamitosas concesiones defensivas en el tramo final (1-2) -Un penalti de Coco activa la pesadilla -Pejiño logró el tanto amarillo -Vitolo duró cinco minutos y se retiró lesionado

Paco Cabrera

Paco Cabrera

Una UD Las Palmas para llorar. Adiós al liderato bajo un baño de lágrimas. Tonelaje macabro. Regalos defensivos, pecados capitales y un recital de despistes en los instantes claves (1-2) de un duelo marcado por el oficio. La UD Las Palmas dejó escapar la victoria ante el Albacete tras igualar el tanto de Fuster gracias a un zarpazo de Pejiño. Un penalti de Coco, tras un fallo de Eric Curbelo, precipitó el resto de acontecimientos (83').

Entregar el liderato por un cúmulo de fatalidades, como la de Vitolo, que duró cinco minutos en el terreno de juego, empaña el cierre de local de la UD en el Gran Canaria al 2022 -solo dos derrotas ante Burgos y los manchegos-. El extremo saltó en el 46' y en el 50' ya no podía más. Dejó una de las imágenes más cruentas de la temporada, así como la de Maikel Mesa, que falló un penalti -detenido por Domínguez-, y también desperdició una segunda oportunidad en ese final de pavor.

El 0-1 fue un baño de cruda realidad. El tiro de Fuster, con la ayuda del VAR, dejó sin reacción ni pretextos a la zaga de los récords. Con Sidnei como principal novedad, la UD acusó el golpe. Se vio fuera de hábitat. Con un Moleiro desconocido, el bombardeo de Pejiño (hasta tres tiros) conformó la única alternativa válida en los primeros 25 minutos. Un misil de Sidnei desde la frontal evidenció la dimensión del problema (30'). Faltó el hambre del clásico del apoteosis. No hubo arenga motivacional. La formación amarilla dejó bastante que desear en el plano ofensivo y fue víctima de sus ocurrencias. De sus aires ante un rival pragmático.

La idea de incluir a Álvaro Lemos por la derecha no terminó de abrir el campo y el papel de Marc Cardona quedó en un cuarto plano. Hasta que se vio reforzado por Florin, con dos puntas, en el segundo tiempo, la UD maravilló y cautivó. Un ejercicio de impacto.

Moleiro, desacertado, mantuvo un duelo épico con Maikel Mesa y fueron cayendo los minutos. El baile de la agonía. Álex Suárez le ganó partida a Dubasin y se llevó la ovación del partenón. Desde la insistencia, el colmillo de Florin se dibujaba como la alternativa a la gloria. Con el 0-1, Moleiro y Pejiño insistían desde el golpeo.

Coco, tras un córner, la tuvo, y no había manera de batir a Bernabé. El zaguero brasileño Sidnei se destapó como uno de los mejores actores en ese monólogo de fe. Remate de Maikel (40') y la acción fue anulada. El Alba hacía lo que quería. Como cuchillo a la mantequilla. Desde la frontal, remate de Nuke y vuelo de Bernabé. Son doce inquietudes. Un carrusel de intenciones sin abrazar la precisión. Combatir con el marcador en contra siempre marca en esta categoría que se decide por milímetros.

La imagen de la temporada

Amanece el segundo acto y Vitolo aparece como el salvador. Duró 90 segundos. Mar de lágrimas. Su rodilla dijo basta. Una genialidad de Moleiro puso el esférico para Pejiño que hizo el 1-1 de forma magistral. Emulando a Bale. Goles de fantasía. En plena fase de suspense, Dubasin, tras una acción de Mesa, estrelló el balón en el poste. Se puso la cosa seria. Y en el 65', el genio de los goles imposibles. Pejiño desde la frontal ejecutó a Bernabé. Con Florin y Marc, los dos llaneros solitarios, la UD le dio una marcha más. Dominó y cautivó desde la velocidad industrial. Registro supersónico.

Disparo de Enrique Clemente y paradón de Bernabé. El arte de Moleiro bien vale una entrada. El Tana 2.0.Penalti de Coco sobre Higinio y lo tira Maikel Mesa. Doble parada de Álex Domínguez y tanto de Higinio en una noche macabra. Rebajas Coco. Regalos, concesiones y una manera tragicómica. Curbelo y Coco quedaron retratados.

Maikel falló al cuadrado y miró al vacío. Un 1-2 que escenifica la tercera derrota de la UD. Disparo de Pejiño y puños de acero de Bernabé. Final de una jornada para llorar. Las lágrimas de Vitolo y de un equipo que no encontró baldosas para la inspiración. Solo Moleiro, desatado, encendió la luz. Insistir, una y otra vez. Una lástima la falta de contundencia. Así, no da. En esta categoría de la igualdad, extremo, no se puede entregar ni la mirada.

INCIDENCIAS: Estadio de Gran Canaria, ante unos 17.000 espectadores. Se guardó un minuto de silencio en memoria de la familia Rodríguez Rodríguez, fallecidos unos días tras un accidente de tráfico en Rumanía. Alicia y Cristina eran abonadas de la UD.

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