Los Reyes siguen vivos en Ibiza y la UD vence en una tarde de regalos (1-2)

Las Palmas se coloca líder momentáneamente al remontar al colista después de que se adelantaran por un regalo de Domínguez, Sandro igualara y Viera mató con otro obsequio balear | La expulsión de Escobar en el 50’, determinante

David Rodríguez

David Rodríguez

Quince minutos magníficos de la UD Las Palmas en la segunda parte le valen para salir vivo de Ibiza en donde los Reyes Magos siguen repartiendo regalos por partida doble. Álex Domínguez puso en bandeja de plata el 1-0 a Gobusz y Las Palmas, tras el descanso cambió su semblante y tras la expulsión de Juan Escobar, el equipo amarillo vio primero como igualaba con un golazo de Sandro y terminaba de remontar a través de Jonathan Viera tras un obsequio de Marcos Mauro para poner el definitivo 1-2.

Contrastó la entrega física entre los dos equipos desde el pitido inicial. Un Ibiza famélico de puntos, con el agua al cuello, sabía que tenía que ir a por su comida sin demora alguna. Una ansia de la que no se enteró la UD a pesar de los constantes avisos que le estaban llegando de todas las formas posibles.

Cuatro centrales

Con una línea de cuatro centrales formando la defensa, con la novedad de Enrique Clemente como lateral izquierdo en detrimento de Sergi Cardona y el regreso de Eric Curbelo para acompañar a Coco en la zaga –además de Suárez como lateral diestro–, la sintonía en la retaguardia dejaba que desear. Así, llegó el primer uy contra la portería amarilla, producto de un fallo individual de esos que ya les han costado varios disgustos al equipo durante la temporada. Balonazo a la espalda de los centrales, Coco se resbala y Ekain a bocajarro le manda un chupinazo al brazo estirado de Álex Domínguez. Milagroso.

Ese fue el primero de los mensajes ibicencos sobre el cuadro de Pimienta, que no conseguía que sus jugadores se activaran, presos de una apatía física que les estaba suponiendo la caída de una gota china sobre la frente de la zaga. Los baleares iban a esperar juntitos en la zona media y le saltaban a la presión cuando uno de los cerebros amarillos –ayer de albinegro– como Moleiro y Viera tenían la pelota por el centro.

Primer tanto

Con este simple plan y la diferencia de velocidad cada vez que tenía el balón el Ibiza, castigando los fallos de los defensas de la UD Las Palmas, llegó el primer tanto del encuentro. Coco volvió a cometer un fallo no forzado al intentar despejar de cabeza y midió mal su salto para provocar un córner desde el que se originó el 1-0.

Y tanto estaba fallando Las Palmas en su campo que de forma cómica se elevó el tanto ibicenco al luminoso. Una vez se botó el saque de esquina y salió repelido de primeras, en la segunda jugada de ataque local, Joseda centró mansamente a la olla y Álex Domínguez con todo el tiempo del mundo para hacerse con el balón se estiró por alto y la pelota se le escapó de los guantes para que Bogusz viera el cielo abierto y solo tuviera que rematar a placer.

Ganas

Afortunado o no el tanto balear, la verdad es que si algún equipo merecía un premio ese era sin duda el Ibiza por las ganas de ir a por el partido. No le bastaba a la UD con haber sacado su versión más ofensiva con la presencia de Sandro, Moleiro, Jonathan Viera y Pejiño en ataque, pues la comunicación entre los cuatro jinetes no fluía.

Salvo por las individualidades del 10, que fue de lo poco salvable en la primera parte, Las Palmas mostró una versión impropia de lo que viene haciendo durante la temporada. Ya no era cuestión de que la parsimonia apareciera producto de su superioridad, es que la espesura del equipo no se justificaba de ninguna de las maneras ante un equipo que hasta la fecha era el segundo peor local de la categoría.

Tardaron en captar el mensaje

Por mucho que Pimienta avisara de que era el “partido más peligroso” de la temporada, sus soldados no parecían haber captado la advertencia. La diferencia en el tanteador solo se explicaba por el plus físico que estaba imprimiendo el Ibiza de Lucas Alcaraz. Tan poca garra había puesto la UD sobre el campo que en los primeros 45 minutos solo realizó dos faltas.

Y por si no fuera poco, Enzo, que era de los que estaban rindiendo con un suficiente, fue el que se llevó la peor parte ante esa escasez de contacto. El francés midió mal un balón dividido y en el salto propinó un codazo a Ekain en el rostro que le costó la amonestación y por consiguiente la sanción para el próximo encuentro frente al Mirandés al completar el ciclo de cinco tarjetas amarillas.

Dio igual el 70% de posesión con la que se llegó al descanso por parte de Las Palmas. Dio igual que tanto Viera como Fabio lo intentaran de lejos con sus tiros, de los que contabilizaron siete en total para que solo dos fueran dentro de los palos. Todo número estadístico era superfluo sin que los insulares se dieran cuenta que al rival que tenían delante se le podía superar con tal de meter una marcha más a la maquinaria.

Moleiro al centro

A la vuelta del descanso, el laboratorio de Pimi hizo sus malabarismos. Entendió el entrenador catalán que tenía que centrar a Moleiro para que interviniera más en el juego y por ende sustituyó a Enzo para dar entrada a Marc Cardona y fuera el pichichi quien se tirara a la banda. Cambio que vino acompañado con el de Álvaro Lemos por Álex Suárez para intentar dar más profundidad al equipo por el carril diestro.

De esta forma, con el 10 jugando por donde él ya ha declarado que se siente más cómodo, llegó la ocasión más clara de la UD en todo el partido. El tinerfeño recibió en el balcón del área un balón, levantó la cabeza y filtró un pase entre líneas para Sandro, que falló delante de Fuzato al chutar al muñeco.

Fallo, pero ya los primeros brotes verdes estaban floreciendo. Ya con el balón y en una versión más vertical, Las Palmas, comandada por Moleiro estaba amedrentando a su rival poco a poco. Ya se llegaban a los esféricos divididos, ya había contacto, ya era la UD de siempre y así se gestó el punto de inflexión que permitió la remontada amarilla.

Expulsión y empate

Producto del nerviosismo de tener que vivir con la muerte acechando y la tensión de cada semana, el lateral argentino Juan Escobar no se acordó que tenía una tarjeta amarilla de la primera parte y fue a por un balón que no era de nadie con tanta tardanza que le soltó un codazo a Pejiño con la que inevitablemente se vio con la tarjeta roja y encaminado al vestuario.

Cinco minutos tardó en fructificar la superioridad numérica la UD Las Palmas. Moleiro, una vez más, con el catalejo sacado, asistió a Sandro en el pico del área y el 9, desde la izquierda, se quitó la espina del fallo que había acometido instantes anteriores y con un derechazo tras su típico amgo de disparo, alojó el cuero en donde dormitan las telarañas. Propiciado la comba de la pelota porque Joseda la rozó, pero a fin de cuentas un gol de artista.

Empatado el choque, el nerviosismo se apoderó del colista y seis minutos después se les cayó el peso de las urgencias de la temporada. En un control que debía ser tranquilo de Marcos Mauro, el central balear se quedó igual de dormido como lo había hecho la UD Las Palmas en la primera parte y Jonathan Viera que fue a la presión se vio con el último regalo de Reyes que le faltó por abrir.

Cuarto tanto de Viera esta temporada

Robó el cuero el 21, que hasta entonces la verdad es que no estaba dando grandes frutos en el encuentro, y tras una par de zancadas sin el control del balón y sin apenas mirar a la portería ya sabía cómo tenía que colocar la bota para celebrar su cuarto tanto de la temporada.

Completada la remontada y con un jugador más sobre el terreno de juego, tenía todo favorable Las Palmas para volver a sumar tres puntos. No tenía por qué pecar de conformista ante un equipo que es un manojo de necesidades por la salvación y que iba a tener que sacrificar el orden de Alcaraz para optar por la anarquía de tirar una moneda al aire en ataque para intentar obtener el premio de rascar el empate.

Salvo una acción aislada en un centro al segundo palo donde esperaba con la caña Ekain y que remató de cabeza a trompicones para que Álex Domínguez pudiera resarcirse de su regalo en la primera parte con un manoplazo abajo con grandes dotes felinas para diluir cualquier intentó de milagro balear.

Fase de espesor

Desde entonces, el partido entró en una fase de espesor en el que la UD Las Palmas se sentía cómoda moviendo el balón entre las camisertas albinegras y con Jonathan Viera y Moleiro haciéndose dueños del cronómetro en el quinto partido en el que ambos mediapuntas jugaban desde el principio y dejando claro que los dos pueden jugar juntos en la sala de máquinas.

Veinte minutos en los que los dos equipos compraron la idea de apurar el cronómetro hasta el tramo final. El Ibiza con tal de tener una oportunidad a la desesperada y la UD porque parece que le ha cogido el gustillo de ampliar plazas en el área cardiaca del Hospital Insular con tanta invitación al infarto.

Oportunidades fallidas

Porque al borde del descuento el Ibiza tuvo dos oportunidades con las que haber sellado un nuevo bochorno insular. El primero con un remate en el área pequeña de Martín a la media vuelta cuando ya todo era balonazos a los dominios de Álex. El portero, que si bien regaló el primer tanto de la tarde, puede salir a hombros con sus intervenciones en la segunda parte para mantener el resultado.

Y la última, con un cabezazo de Fuzato, el portero del Ibiza que se encontró el último córner del partido en su frente y que conectó libre de marca y que se marchó por lamiendo la escuadra. Un final apoteósico y que deja un sabor de boca extraño en la UD a pesar de haber logrado la remontada y volver a la senda del triunfo tras el traspiés copero y frente al Racing en la última jornada liguera.

Incidencias: Estadio Can Misses, con la afluencia de 1.500 espectadores, de los cuales unos cincuenta fueron aficionados de la UD Las Palmas.

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