La poca cintura de Pimienta

El laberinto de Pimienta. Cambios tardíos y la evidencia de un pecado. La UD, 93 minutos de superioridad, lució su falta de cintura táctica para sorprender al Andorra FC y deja escapar dos puntos cruciales en el Nacional (0-0). Lo mismo que Butarque. A la falta de contundencia ofensiva, tres palos y el paradón de Ratti a tiro de Pejiño, cabe sumar los 78 minutos de superioridad insustancial ante el CD Leganés en Madrid en la penúltima salida (0-0). Dos apagones de manual. Son 171 minutos, en los dos últimos pulsos de visitante, con uno más y cero tantos a favor.

Una búsqueda insaciable del triunfo, que se resiste fuera de casa desde el 14 de enero ante la UD Ibiza en Can Misses, que sí llegó en la segunda parte y ante un rival con diez (1-2). Reconociendo el idilio macabro con la madera –van 17 en esta temporada–, el cuadro amarillo, con Álvaro Jiménez, como generador de centros, dejó sus mejores registros sobre la bocina. En ese tramo agónico. El escorzo en el aire de Florin Andone parecía la sentencia. El tiro de Pejiño y el centro-chut de Álvaro también se fue al palo. Devorados por la dictadura de la precisión.

Que el rival pierda un efectivo no puede ser un problema. Es una bendición. Para la UD, un laberinto

La roja al local Héctor, por una patada alevosa a la rodilla de Nuke Mfulu, provocó la acumulación de efectivos de la formación de Eder Sarabia. Defender por decreto y rezar por una salida a la contra. El Andorra no es el Leganés. Sufrieron sin balón, pero tampoco la UD les llevó al límite. El primer cambio llegó forzado por el contratiempo muscular de Marc Cardona y entró Loren Morón (17’).

Hubo que esperar al 66’ para conocer las intenciones de Pimienta. Retiró a Moleiro, al que relegó al costado cuando por el centro hace estragos, y mandó a la ducha a Sergi Cardona –tenía una amarilla–. Enzo Loiodice se quedó lateral zurdo en una media sorprendente. Fabio saltó por Nuke (76’) y Álvaro por Marvin (76’). El jugador del Real Madrid se retiró con molestias en los gemelos. Pasó desapercibido. Como si al saltar de titular perdiese su alma indomable. La UD dejó perplejos a los aficionados. Esa cascada de intenciones desde la banda elevó a Álvaro Jiménez a la condición de revulsivo de revulsivos. Básicamente, porque se limitó a centrar con destreza. Cuando Las Palmas se empeña, una y otra vez, a atacar por dentro, es más fácil de frenar.

Enzo acabó de lateral zurdo y Álvaro por la derecha. Las Palmas finaliza con una línea de cuatro zagueros

En ese atasco de ideas, los tiros desde fuera del área se convirtieron en el arma de destrucción masiva. Sobre todo, cuando Pejiño tomaba el balón. Palo y mano de oro de Ratti. El resto de aspirantes, lo hizo por inercia, en ocasiones con un manto de desesperación, como reconoció Fabio González tras el partido. Portería a cero y van 580 minutos –cinco partidos consecutivos y los 40’ del cierre del UD-Mirandés–. Invictos en 2023 y con solo una derrota foránea tras treinta jornadas –el pasado octubre en Huesca–. Con estos atributos, sería una pena no ascender a lo grande. Igual de triste que no batir a un rival con diez.

Suscríbete para seguir leyendo