El derbi canario pide paso

La rivalidad sana que separa a blanquiazules y amarillos cada vez que se reproduce un derbi como el de esta tarde en el Heliodoro reside también bajo el paraguas de otros colores. Por ejemplo, los del Atlético Paso. Se da la circunstancia de que anida en el tercer representativo del fútbol canario (único club del Archipiélago en Segunda RFEF) una amplia embajada de jugadores procedentes del CD Tenerife y otra, también numerosa, de estiletes venidos de la Unión Deportiva.

Aunque centrados en lo más inmediato, su partido del fin de semana contra el filial del Atlético, en el cuadro verdinegro suscita un especial interés lo que ocurra en el coliseo de la calle San Sebastián. No en vano, el pique sano entre representativos forma parte de la cultura del fútbol isleño, como así subrayan los protagonistas; y es una rivalidad como ninguna otra en la geografía nacional. Tal vez por la separación de las dos aficiones entre el mar; o probablemente también porque la pasión por ganarle al acérrimo y vecino rival se cultiva «desde muy pequeñitos».

Pique sano entre los examarillos Armiche y Javi Castellano y los exblanquiazules Aridane y Ayoze Placeres

«Tengo bonitos recuerdos», describe Aridane Santana, grancanario de nacimiento y chicharrero de adopción. Algunos de sus mejores episodios como deportista profesional se produjeron bajo los colores del Tenerife. «Para un canario jugar ese tipo de partidos es una alegría», explica. Y resume el cóctel de sensaciones especiales en cuatro capítulos. «La alegría de ganar, el orgullo de jugar por tu afición, la tensión del propio derbi y la previa del partido». Es llamativo que casi todos los jugadores que han disputado este tipo de clásicos se queden con las horas anteriores, esto es, el recibimiento de la gente, los ánimos, los mensajes durante la semana...

Armiche, también del Paso aunque proveniente de la orilla amarilla, rememora «muchos derbis con Las Palmas Atlético», si bien «los más especiales son los que se juegan con el primer equipo». Su baúl de recuerdos le hace viajar a un clásico que perdían 0-1 en el Rodríguez López y lograron igualar en la prolongación. «Fue una locura hacerlo en el último minuto», aduce.

También jugó aquel donde el Tenerife «ya venía descendido», asegura. Otro testimonio de muchos quilates es el de Javi Castellano, vinculado indisolublemente a la Unión Deportiva, con muchos amigos en el vestuario y en las oficinas amarillas, grapado como está su nombre a la historia reciente del cuadro grancanario. «¿Con qué me quedo? Con el momento que la afición te esperaba para entrar al Estadio de Gran Canaria. Vivir ese momento desde la guagua y ver que la gente te llevaba en volandas fue siempre espectacular», afirma. Ahora bien, asevera que pocos privilegios hay tan egregios como «llevar el brazalete de capitán en un derbi de máxima rivalidad». Lo que lamenta es que el viaje a Madrid coincida para los jugadores del Paso con el momento que el balón eche a rodar. Si llegan a tiempo al hotel de concentración, lo llevará junto a los compañeros de equipo. «Incluso es posible que tengamos que seguirlo desde el móvil», explican los chicharreros y amarillos del cuadro palmero.

«Me quedo con el momento en que la afición te esperaba para entrar en el Estadio», comenta el gemelo

El cruce de caminos que significa el proyecto pasense para exblanquiazules y examarillos produce un pique sano y muchas horas de conversación sobre anécdotas vividas en ambos representativos. A Ayoze Placeres, santacrucero de pura cepa y trotamundos del fútbol -con un sinfín de historias en la mochila- le queda el desconsuelo de no haber jugado más derbis con rango profesional. «Tuve la suerte de disputarlos en varias ocasiones en categorías de base: defiendes a tu isla y cualquier niño canario se cambiaria por ti aunque fuera por un instante». Sus palabras reflejan a la perfección lo que siente un isleño por el partido que hoy se juega. Aunque sea en la distancia, aunque sea desde otros colores. Los del Paso, otro orgullo para Canarias.

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