Una sotana acecha a Álvaro Valles

Álvaro encadena dos partidos encajando tres goles después de que el balón le pasara entre sus piernas | El premio Zamora sigue vivo

Álvaro Valles, triste tras encajar el segundo tanto del derbi ante el Tenerife

Álvaro Valles, triste tras encajar el segundo tanto del derbi ante el Tenerife / LOF

David Rodríguez

David Rodríguez

Álvaro Valles lleva dos partidos para olvidar. Al portero de la UD le acecha una sotana colgada en el perchero de su casa después de los tres goles que ha encajado en los dos últimos partidos después de que el balón le haya pasado entre sus piernas. Si ya es difícil que ocurra un caño, al de Rinconada le ha pasado tres veces en apenas una semana. Y eso, como sabe todo el que haya jugado en una cancha de barrio, deja tocada la moral.

De la máxima fiabilidad posible a lo largo de la temporada, con seis porterías a cero entre la jornada 25 a la 30, al cabreo e incomprensibilidad de la tarántula sevillana en el Heliodoro Rodríguez López cuando en apenas cinco minutos tuvo que recoger el cuero del fondo de su portería en dos ocasiones.

Con el 1-0 a los 18 segundos rubricado por Enric Gallego, poco había que decir porque fue un golazo desde fuera del área y que pilló totalmente por sorpresa al guardavallas andaluz; pero cuando apenas habían transcurrido cuatro minutos más del derbi, con el 2-0 del propio delantero de Ramis, al imaginario amarillo regresaron los percances del encuentro del Málaga de la semana pasada, cuando el portero cometió un penalti evitable al golpear la cabeza de Rivas.

Porque si el empate 2-2 que heló al Gran Canaria en el minuto 81 por parte de Álex Calvo llegó tras rematar de puntera y colar el balón entre las piernas de Valles; el segundo tanto del conjunto chicharrero llegó con una instantánea final idéntica.

El segundo mazazo tinerfeñista de Enric Gallego se gestó después de que Iván Romero centrara desde el costado diestro de Álex Suárez, al que le buscaron las cosquillas a la espalda constantemente en el derbi canario, y el delantero rival pusiera la bota rígida para rematar y hacer otro cañito a Valles.

Pero por si no fuera poco con el dúo de bofetones de Gallego, el tercer tanto del equipo de Ramis antes de llegar al descanso –de esos llamados psicológicos y más doloroso aún si es el 3-0– también se produjo con otra colada de balón entre las dos extremidades del guardameta.

Ahí el verdugo fue Waldo, al que le llegó el esférico en la banda zurda esta vez, y tan descolocada estaba la defensa amarilla al haberse aventurado a rematar un córner con el fin de intentar poner el 2-1 antes del pitido previo al descanso, que Sergi Cardona estaba de central y Moleiro en una especie de segundo central y lateral zurdo, sin poder frenar al atacante blanquiazul, que soltó un derechazo cruzado con la misma fortuna de pasar entre las botas de Valles, que hizo inútil su estirada de piernas para intentar la parada.

Tres caños seguidos para dejar tocada la moral de Álvaro y que tiene que lidiar con los seis tantos encajados en los dos últimos partidos. Un contraste negativo después de que sumara los seis duelos anteriores sin recibir un gol y lograra incluso registrar su nombre en el récord de imbatibilidad en la historia del club con 580 minutos de continua felicidad.

Precisamente esa imbatibilidad es uno de los motivos por los que el de Rinconada mantiene vivas sus opciones de hacerse con el premio Zamora a la conclusión de la temporada y emular así a Zeljko Cicovic como el único portero de la historia de la UD capaz de ganar este galardón, en la temporada 1998-99.

De momento el promedio que refleja la actuación de Valles en los 24 partidos que ha defendido la portería amarilla es de 0,63, o lo que es lo mismo: quince goles encajados hasta la fecha.

Porque cabe recordar que el guardameta tuvo que estar alejado de los terrenos de juego por dos meses y medio después de que sufriera un esguince del menisco interno de su rodilla derecha durante un entrenamiento en Barranco Seco, motivo por el que se perdió ocho partidos, de los cuales dos estuvo en el banquillo.

Justo cuando regresó Valles, el infortunio también le entregó su tarjeta de visita, cuando Roberto López, mediocentro del Mirandés recogió un balón en el centro del campo y mandó un chupinazo que pasó por encima del andaluz. Esa vez no hizo falta sotana.

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