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ASCENSO UD LAS PALMAS

Ascensión, en cartón piedra

El partido entre la Unión Deportiva y el Alavés se vivió con emoción, pero también con humor y diversión a las puertas del estadio de fútbol

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Ambiente previo al UD Las Palmas - Alavés Juan Carlos Castro

Era un día para el recuerdo y nadie se quiso perder el partido entre la Unión Deportiva y el Alavés. Ascensión Pérez del Rosario estaba a 5.000 kilómetros de distancia, en Estocolmo (Suecia) pero sus hijos la hicieron un retrato en cartón piedra a tamaño natural para que viviera la final con ellos. «Vamos a ser 32.401 aficionados con ella», decía su hijo con sorna. El buen humor, inherente al canario como el salitre, se hizo ayer notar alrededor del estadio de fútbol mientras la afición esperaba al equipo en Siete Palmas

Fue un día intenso de emoción y se notaba desde primera hora de la mañana en la ciudad, vestida casi de amarillo, empezando por las propias Guaguas Municipales, apoyando a la Unión Deportiva con sus carteles en el frontis de cada vehículo, y cómo se llenaban los carros de comida y bebida con prisas. No todos consiguieron entrada para ver el partido, pero no por ello dejaron de sufrir y emocionarse con el equipo. Eso le pasó a Arminda López, que aunque tenían dos abonos en casa, no dio para que toda la familia entrará al Estadio. «Vine a por una entrada pero vi tanta cola que sabía que no la iba a conseguir», indicó, mientras pintaba la cara a una amiga. Ella se sacrificó por la familia, a la que subió en coche a Siete Palmas para ver el partido. 

 

La familia de Asunción Pérez del Rosario. JUAN CASTRO

A 5.000 kilómetros de distancia

El ingenio no tiene límites y la familia de Ascensión Pérez del Rosario lo demostró en la final deportiva. La mujer, aficionada al fútbol, estaba en Suecia visitando a unos familiares y a sus hijos no se les ocurrió otra cosa que hacerle un retrato a escala real de cartón piedra, con bufanda de la Unión Deportiva incluida, y traerla al Estadio para que disfrutara con ellos del partido pese a estar a 5.000 kilómetros de distancia. «La abonada de la Naciente fue a ver al Eibar y se marchó para Suecia; no pensó en este partido; en el gran partido», comentaba Meli, una de sus hijas. «Queríamos que estuviera con nosotros», añadió Vanessa, refiriéndose al cartón piedra y muerte de risa. Esperando al equipo, la hicieron una vídeo llamada a Suecia y la prometieron conectar a lo largo del juego para que viviera con ellos un partido histórico.

María del Pino de la Guardia -segunda a la izquierda- junto a Micaela Caballero y sus respectivas familias JUAN CASTRO

Cumpleaños en el Estadio

María del Pino de la Guardia celebraba ayer sus 45 años junto a su compañera de trabajo Micaela Caballero y sus respectivas familias. «Me van a regalar el ascenso», declaraba con emoción, aunque luego confesaba que el mejor regalo de su vida ha sido «mi familia». Los matrimonios y los niños vivían con emoción y nervios los minutos previos al partido, pero se separarían en las gradas ya que uno de los chavales, con problemas de movilidad, acudía a un área especial en el recinto deportivo. «Estamos separados, pero cerca», dijeron.

Los devotos de la rama con el papagüevo Canarión. JUAN CASTRO

El Papagüevo de la afición

Los devotos de la Rama de Agaete no quisieron perderse la fiesta y llegaron al Estadio pertrechados con un papagüevo: El Canarión, con el número 12 de la afición. La idea partió de la peña ‘Arriba d’ellos’, un grupo de amigos conformado por una veintena de personas, que animó al gentío que esperaba al equipo con música enlatada y con unos grandes bafles en un carrito de la compra al que no le faltaba el Somos Costeros por eso de que este martes se celebra el Día de Canarias. Juan Perdomo, maestro de Primaria en el colegio Aguadulce de la capital grancanaria, llevaba la voz cantante. «El próximo 4 de agosto estará en la Rama de Agaete, porque toda gran fiesta tiene que tener su papagüevo, y está lo merece», puntualizó el docente.

Los aficionados amarillos disfrutaron de la jornada histórica desde primera hora de la mañana

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La abonada que cree en los milagros

Como Juan Perdomo, Amelia Rodríguez también diseñó algo especial para esta jornada histórica: unos sombreros y unas camisetas, a las que imprimió «UD, de Primera [con el 1 en número]» para ella, su marido y su hija. «Me apetecía celebrarlo de alguna manera», explicó la mujer, abogada de profesión, pero a la que la encantan las manualidades. «Me gusta diseñar para los carnavales, lo disfruto y me relaja. Ocurra lo que ocurra quiero un recuerdo de este día», contaba la mujer con el abono número 23. «Soy una resistente, creo en los milagros. Los vi subir de Segunda A a Segunda B, de Segunda a Primera, volver a bajar y ahora estamos otra vez aquí», confesaba la letrada entre risas sobre el subir y bajar del equipo, en el que este sábado todo ese vaivén era perdonado. «El ambiente es impresionante, la gente está animada, motivada, y esto es muy bonito de ver. Nos une a los canarios», puntualizó.

De izquierda a derecha, Merche Blanco, Jesús Medinacelli, Toño Viera y Fátima Docsion. JUAN CASTRO

Sentimiento de canariedad

Más de 30 años de amistad unen a Jesús Medinacelli y Toño Viera. «Desde las marchistas al Sur», recordaban los cincuentañeros, a cuya confraternidad se unieron sus mujeres Merche Blanco y Fátima Docsion. Como buenos aficionados al fútbol ayer vivieron el partido juntos. «A los cuatro nos gusta el fútbol, nosotras también somos futboleras», dijo Merche. «Desde el Insular, seguimos al equipo. Mi abuela me llevaba con el biberón. Vi hasta el partido de Maradona», añadía sonriente Fátima, que hará 36 años de casada con Toño. Preguntados por lo que significa el equipo para ellos. Jesús respondió «¿a qué lado está el escudo?, al lado del corazón» y Toño añadió «es un sentimiento de canariedad».

José Luis Delgado, Pino Tejera, Mencey Pérez y Patri Alemán. JUAN CASTRO

Una petición a Santa Rita

La Unión Deportiva reunió en la final a muchas familias. Ese fue el caso de Mency Pérez, que acudió al Estadio con su marido José Luis Delgado, su prima Pino Tejera, una amiga Patri Alemán, vecinos todos de Tamaraceite. «Todavía tiene que venir mi nieto Alberto y mi sobrina Esther», comentó Mency, que indicó que todos eran abonados al equipo. «Primero es mi familia pero luego la Unión Deportiva, que es la emoción y la ilusión», expresaba antes del partido decisivo. «He rezado a Santa Rita para ganar el partido, que lo que da no lo quita. Soy devota de ella y hasta ahora ha cumplido lo que la he pedido», dijo la mujer, de 67 años, que no quiso decir el sacrificio que tendría que hacer si se subía a Primera.

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