La contracrónica

Viera siempre tiene razón y el oficio de oro de Álex Suárez

El capitán de la UD firma su segundo ascenso a Primera, silencia a los críticos y se consagra como el gran icono amarillo de este siglo -"He superado varios problemas personales", valora el atacante, que fue ovacionado por el partenón -El zaguero frenó a Villalibre en su mejor actuación de profesional

El Estadio de Gran Canaria vibró en una cita histórica

H. U. D.

Paco Cabrera

Paco Cabrera

El éxito del oficio. La contundencia de la eficacia. Del caño al imperio del hielo. Con Álex Suárez como mejor jugador, la UD Las Palmas firmó el séptimo ascenso a la máxima categoría con un (0-0) que no pasará a los anales de la historia. Guarden la estética y el glamour para otro día. Para otra noche. Más excitante que el 21-J de 2015, la legión de Pimienta guardó el traje de Armani para recurrir al poder de intimidación. Álvaro Valles, Álex Suárez, la ovación a Saúl Coco y toneladas de gloria en un bloque que la palabra ‘deserción’ no figuraba en su diccionario. Había que esperar y sufrir, los misiles de Sandro y la capacidad de Viera para esconder el balón. Nadie contaba con este partido de tinieblas y oscuridad. Esconderse en la dictadura de las sombras para luego sorprender desde la intensidad. La firmeza. Plomo. Padecimiento. Un lesionado y el misil de Sandro Ramírez desde la frontal como única vía de impacto directo en el corazón de Sivera. Así comenzó la película. Era la noche del pánico y de la agonía infinita. Ovación cerrada a Viera y Eric Curbelo corriendo con la bandera por el césped. 

Cero paralelismos con la justicia poética del 21-J de 2015. La habilidad de Pimienta de rehacerse al hecho de perder dos rostros como Pejiño y Fabio por lesión. Ubicó a Viera por la izquierda y no terminó de funcionar. Enzo controló un balón en el corazón del área y acarició el 1-0. Pero Kirian elevó la pausa. Marvin Park ocupó la posición de Pejiño y desde la velocidad la UD trató de recuperar crédito. Toneladas de pánico. El dato fueron las 14 faltas del Alavés en el primer acto. La mejor carta de presentación. El disparo de Viera tras el doble taconazo entre ‘21’ y Sandro encendió la caldera de la pasión. La pierna de Valles al toque de Villalibre elevó la taquicardia. 

Viera buscó el pase interior a Marc Cardona y en diez minutos se resolvió todo. Defender a ultranza el 0-0. Entregarse como leones. Desatados y bajo un compromiso de acero. Abandonar la poesía. El papelón de Suárez en esas labores de contención y las muletas de Vitolo. Fiesta, locura, éxtasis, una guagua descapotable y la eternidad que espera a esta constelación de genios. Con el 0-0 más hermoso que se recuerda, la UD entregó hasta la última gota de sudor. Rioja y Villalibre obligaron a bajar al barro. La aparición de Curbelo fue todo un acierto por parte de Pimienta, que se consagra como el técnico de moda.  

La formación amarilla sube de forma directa en la última jornada y con el aval de la ‘portería a cero’ como bandera. Los fantasiosos tuvieron que vestirse de albañiles. Abrazados a la siderurgia. Sandro duró lo que duró. Marc Cardona se quedó sin el tanto que le hubiese elevado a la condición de Araujo. Tributo a la cantera. A Ramírez y a un escudo que vuela al cielo.