Mantener un matrimonio de acero en las alturas. Afición y escudo. No dejarse llevar por la avaricia. El próximo viernes 9 de junio (12.00 horas), la entidad grancanaria presenta la campaña de abonos para la temporada 2023-24 en Primera División. Hay motivos para el recelo y el pánico. El pasado lunes, en la ofrenda floral del primer plantel y cuerpo técnico de la UD Las Palmas, así como del consejo de administración, a la Virgen del Pino en la Basílica de Teror, Miguel Ángel Ramírez tanteó la opción de repetir los precios tras el último ascenso a la máxima categoría (campaña 2015-16).
"Si en 2015 teníamos unos precios y hubo muchos aficionados que vieron bien esos precios y otros no, yo creo que después de ocho años si pudiésemos aplicar los mismos precios que en 2015 estaríamos todos contentos. Considero que no vamos a exceder de esos precios, pero ya digo, ocho años después no son precios caros", valoró el máximo ejecutivo del club isleño a una pregunta de este medio.
¿Hasta dónde puede llegar la entidad? ¿Qué precios son razonables? La UD, en esas tres temporadas -2015-16, 2016-17 y 2017-18-, disputó 57 partidos en la máxima categoría y no colgó en ninguno de ellos el cartel de 'no hay billetes'. La afluencia media en la 15-16 fue de 21.248 espectadores, mientras que en la segunda descendió a 20.441. Ya en la del descenso y el 'apocalipsis Emenike', el dato se fijó en 16.074 incondicionales.
En esta temporada actual 22-23 del séptimo vuelo a Primera, la media se cifró en 20.835 espectadores. Las tres entradas más destacadas, y que acariciaron el lleno (32.240), fueron ante el CD Tenerife (31.047), Villarreal B (28.482) y Deportivo Alavés (31.790). La mayor en Primera del recinto de Siete Palmas fue con la visita del Atlético de Madrid del Cholo Simeone con 28.515 fieles -17 de enero de 2016-. Ante el Real Madrid, se quedó en 25.846. En la famosa despedida de Juan Carlos Valerón del fútbol profesional, con los Del Río como animadores musicales, fueron 27.410.
Ya en la 2016-17, el techo llegó ante el Sevilla de Vitolo con 27.843. Con 26.212, ante el Levante UD, fue la mayor afluencia en el curso del desastre de gestión deportiva y que llevó a los amarillos a la Segunda División de forma matemática a falta de cuatro jornadas.