Reflexionaba García Pimienta a la conclusión del encuentro frente al Sevilla que si se hablaba de justicia divina Las Palmas debía tener más puntos de los dos que reflejaba. Una semana después, ese recurso poético se acordó de la demanda del técnico y permitió que el equipo firmara su primer triunfo de la temporada ante el Granada (1-0) tras un golazo de Kirian en el 89’ después de aguantar más de media hora en inferioridad numérica tras la expulsión de Mika Mármol.

Fue el gol de todos. Porque antes del impacto del balón de Kirian desde la grada se escuchó un murmullo para que el tinerfeño chutara. Y tuvo que influir el misticismo de alguna manera, porque ni estaba en una posición propicia ni le golpeó con su pierna buena. Aun así, el dibujo de la trazada de la pelota fue digna de alojarlo en el Gran Salón de Versalles para dar rienda suelta al júbilo de la grada.

Por fin se quita un peso de encima la Unión Deportiva. Llegó el gol 513 minutos después de que lo hiciera Jonathan Viera ante el Mallorca en el estreno liguero. Un triunfo con el que salir de la zona de descenso y poder respirar con otro ánimo antes de la visita al dentista del doctor Ancelotti y su Real Madrid.

Sorprendió García Pimienta con su planteamiento de inicio. Agitó la coctelera el catalán ante la ausencia de Sandro. Su sustituto parecía claro, Pejiño, que así lo hizo. Pero el que jugó en la zona del nueve fue Jonathan Viera para que Munir pasara a actuar como delantero centro. ¿Y el hueco dejado por el 21? Para Kirian, que ya se dispuso como interior y entregó el timonel a Perrone. Un efecto dominó que dejó en el banquillo a Sory Kaba.

Se puede tildar de sorpresivo por el hecho de que si Las Palmas demanda gol, no parecía que dejar en la banqueta al delantero por el que se pagó 2 millones de euros en verano fuera la mejor solución. Sin embargo, tampoco es que en los tres partidos anteriores el guineano dejara un sello de inamovible y frente a los de Paco López, que iban a estar a la espera de los amarillo, Pimienta prefirió optar por la movilidad y el desborde en la zona ofensiva.

Pareció surtir efecto en la primera parte la idea de que Munir fuera el estilete central. Al hispanomarroquí le anularon dos tantos por fuera de juego y dejó el primer disparo del día en el minuto dos. El marcador continuaba 0-0, pero al menos ya el aroma a gol se había impregnado en el área rival.

Tampoco es que el Granada diera síntomas de meter en aprietos a la UD. La tarea que Paco López había encomendado a Uzuni y Boyé era la de maniatar al pivote amarillo, el que fuera, y desde ahí intentar anular a Las Palmas. Esos dos hombres iban a ser los únicos que tuviera protagonismo en los primeros 45 minutos.

Ambos al disponer de una doble ocasión en el minuto 38, el único instante en el que los nazaríes se acercaron a los dominios de Valles. La primera tras una falta de entendimiento de la zaga local tras una falta de Mika que le costó la primera amarilla pero que en la ley de la ventaja aplicada casi cuesta un gol que evitó un mayúsculo Araujo; mientras que la segunda llegó acto seguido tras dos cabezazos tras el córner siguiente de Puertas y Torrent.

Fueron las únicas ocasiones de un Granada que no consiguió tirar a portería en toda la primera parte por los cinco tiros de Las Palmas en estos 45 minutos, pero incapaz de ver la portería de Ferreira y traducir el 69% de la posesión en elevar el marcador.

Profundidad y expulsión

Pimienta movió la coctelera y dio entrada a Marvin para intentar estirar el campo. Una intención que duró 12 minutos hasta la expulsión de Mika Mármol. Ahí con un hombre menos se le presentó la incógnita a la UD sobre qué quería hacer. Continuar peleando por la victoria o aguantar el resultado dada la situación de inferioridad.

No sufrió en exceso el equipo amarillo. Apenas gozó de oportunidades el Granada a pesar de tener un hombre más sobre el terreno de juego salvo un centro envenenado de Puertas que casi se cuela en la portería de Valles.

Mantuvo la comandancia la UD. Viera, antes de ser sustituido tuvo el gol con una vaselina que no entró por poco, y Munir se fueron cansados al banquillo y Kaba ingresó en el césped para actuar como hombre boya y aguantar la pelota lo más alejado posible del área amarilla. Las ocasiones fueron goteando poco a poco.

Sergi se multiplicó en la banda zurda. Araujo y Marvin se adueñaron de los costados y era el conjunto de Paco López quien casi estaba pidiendo la hora. Una urgencia que saltó con el despertador que hizo sonar Kirian cuando el estadio se debatía entre vaciarse progresivamente o mantener la fe por el triunfo.

Finalmente la justicia divina le dio los tres puntos a la Unión Deportiva y quien mejor que Kirian, el mayor luchador de la plantilla la pasada temporada al vencer su partido personal contra el linfoma y que ahora le da tres puntos de oro a los insulares para salir del descenso.