En mi casa los partidos de la UD Las Palmas en el Bernabéu son especiales. Nos teletransportamos a aquel 7 de septiembre de 1986, cuando mi padre, Luiso Saavedra, logró marcar el gol que daría el empate al equipo amarillo en el minuto 89, tres después de que lo hubiera hecho Butragueño para el Real Madrid. Él es uno de los pocos que han marcado. Con tres en su carrera es el canario que más goles le ha metido al Madrid.
Cada vez que la UD Las Palmas juega en el Bernabéu en mi casa nos teletransportamos al pasado, concretamente al 7 de septiembre de 1986 y eso que yo ni siquiera era un proyecto. Y en esta ocasión, no iba a ser menos. Pasarán los años y la gente se lo seguirá recordando. Y él encantado, porque en el brillo de su mirada se le nota que no fue un gol cualquiera, fue un recuerdo que tiene guardado desde hace más de 37 años. Esos que no se olvidan. Iban perdiendo 1-0 contra el Madrid de la Quinta del Buitre y quedaban escasos minutos para que el árbitro pitara el final. Pero había tiempo para hacer historia. En su cabeza todavía tiene los detalles, Contreras se la pasó a Andrés que lo vio desmarcado y se la envió a él para que acabara la jugada. Tuvo tiempo de pensar, de pararla con el pecho, mirar a Buyo -encargado de custodiar la portería- y golpearla de frente, lo que confundió al portero. ¿Resultado? Gol de Luiso Saavedra. Aquel empate contra el conjunto blanco en el Bernabéu, «el campo maldito» según sus propias palabras, acompañará a mi padre para siempre.
Me senté con él, aprovechando que el equipo vuelve hoy a enfrentarse al mismo rival, para recordar ese día e intentar descifrar las claves para poder rascar algún punto del estadio que más se le atraviesa al equipo canario. Y ya puestos rebuscamos en los álbumes de la época. «Nosotros éramos un equipo muy local, muy joven y se nos daba mejor jugar contra los equipos grandes porque se centraban en lo suyo y no nos marcaban tanto como equipos de nuestro nivel», recuerda sobre aquella temporada en la que el húngaro Ferenc Kovacs, era el responsable de dirigir desde el banquillo. «No hablaba nada de español y las órdenes nos llegaban de un traductor que yo no sé qué hacía pero traducía discursos enormes en cuatro palabras», afirma entre risas mirando los recortes. En húngaro o español lo cierto es que lo recuerda como un gran entrenador por ser unos de los «primeros en preocuparse por lo táctico» y conseguir que los jugadores estuvieran «físicamente muy bien».
Así llegaron al complicado campo en la capital, uno de los primeros de la temporada y teniendo enfrente a rivales tan históricos como Butragueño, Valdano o Hugo Sánchez. «Casi nada», recuerda. El partido fue muy intenso y la posición no te encasillaba en una única función. «En aquel momento daba igual que fueras centrocampista, pasabas de defender a rematar en cuestión de segundos». Y así lo hicieron todos en el equipo. Se pasaron la primera parte defendiendo y el gol de Butragueño los hundió en el minuto 86. Pero no bajaron los brazos. «Aprovechamos que el Madrid lo daba por ganado para dar la sorpresa», aclara con una gran sonrisa en la cara. La sorpresa les valió para registrar uno de los cinco empates que ha acumulado la UD Las Palmas en las 39 veces que se ha presentado en el Santiago Bernabéu.
«Aprovechamos que el Madrid daba por ganado el partido con el gol de Butragueño y le dimos la sorpresa»
Y es que, según cuenta, el campo merengue se le daba muy bien. «En ese mismo partido estuve a punto de marcar de cabeza, y solo algunas temporadas antes también marqué el gol del empate aunque luego fueron ellos los que se llevaron la victoria», lamenta mientras observa algunos recortes de periódicos y fotografías de aquella época. Haciendo memoria también se acuerda de un tanto cuando estaba con el Elche. «La primera vez que pisas el campo te impresiona, pero una vez pasado el impacto te centras en jugar y se te olvida el resto», asegura.
«No hacerse pequeños»
¿Un consejo para los que les toca mañana enfrentarse al campo maldito? «No hacerse pequeños y pisar el césped convencidos de que los tres puntos vienen para casa». Reconoce que no es nada fácil porque el rival opta a ser campeón de Liga, pero no pierde la esperanza y cree que la historia puede repetirse o mejorarse. «Tal y cómo nos pasaba a nosotros, la UD está teniendo más dificultades cuando juega con equipos de su mismo nivel y más cómoda con los grandes como con la Real Sociedad porque van a hacer lo suyo y dejan huecos», explica.
Lo que tiene claro es que para que triunfe el juego combinativo del equipo, se necesitan jugadores rápidos y atrevidos. «A Las Palmas le está faltando llegada y la clave está en los extremos, no en los delanteros», afirma. Con esos ingredientes mi padre cree que dentro de unos 40 años habrá un exjugador de la UD Las Palmas contándole a su hija que aquel 27 de septiembre de 2023 hizo historia al meter el gol que dio la primera victoria del equipo en el Santiago Bernabéu.