El fútbol siempre ha protagonizado gestas en las que la épica provoca el delirio de la grada y la hace enloquecer hasta el punto de borrar de golpe todo lo acontecido con anterioridad. Un hecho puntual, posible pero poco probable, que a veces sucede y que llena de magia los estadios.
La victoria in extremis de la UD Las Palmas ante el Granada, en el peor partido de los amarillos en mucho tiempo, es una de esas instantáneas para el recuerdo. Una historia con un actor principal llamado Kirian Rodríguez, que es un ejemplo de inspiración, perseverancia y superación. Una narrativa de gloria que constituye una poderosa advertencia de que la determinación y la pasión pueden superar cualquier obstáculo. Un episodio que comenzó hace un año, cuando el jugador anunció que tenía cáncer, y que finalizó el domingo con un zurdazo por la escuadra en un auténtico gol de la esperanza. Este partido en el que ocurrió el milagro deportivo debe servir de símbolo para la determinación y trasciende el ámbito del fútbol. En un mundo lleno de desafíos, esta ensoñación nos muestra que, incluso en los momentos más oscuros, siempre hay espacio para la victoria.
De cara al futuro, los retos a los que se enfrentan el ‘equipillo’ no son pocos, como batirse este miércoles a un Madrid herido. El peso de la estadística, nunca se ha ganado en el Bernabéu, y la diferencia de presupuesto, los blancos tienen 750 millones este año, diez veces más que la UD, son claros indicadores de una más que previsible derrota. Al margen de las cifras, la UD debe seguir ensamblando piezas siendo muy consciente de que su Liga se juega en casa y, sobre todo, contra equipos de medio pelo. Ojalá la afición pueda disfrutar de más goles de esperanza como el de Kirian y permanecer en Primera.
