Amanece el martes en Gran Canaria y el primer avión de la mañana con destino Madrid lleva consigo decenas de seguidores de la UD Las Palmas, incluido Paquito Ortiz, miembro del equipo en los años 90, entrenador durante cuatro partidos en la temporada del último descenso (2017-18) y hoy la cara visible de la Fundación del club. Todos viajan por un sueño: ver al equipo de su vida ganar donde nunca lo ha hecho, nada más y nada menos que en el Santiago Bernabéu, la casa del rey de Europa, remodelada hasta el punto de ser en la actualidad uno de los campos más vanguardistas del mundo. En 39 visitas, cinco en Copa del Rey, nunca obtuvo el triunfo; lo máximo, cinco empates. Nadie quiere perderse la oportunidad de ver a su equipo entrar en la historia, de poder decir que aquel 27 de septiembre de 2023 estuvo vio el hito in situ.
Sorprende que un buen número de hinchas lleva la camiseta roja de la UD, la tercera equipación que homenajea con sus rayas en distintos tonos del mismo color a dos de los clubes fundadores, el Club Arenas y el Club Atlético, y que ha tenido una gran aceptación. Uno de ellos es Andrés, que viaja junto a su hijo y su nieto: tres generaciones alimentadas por el amor a los colores de su equipo.
«Tuve la fortuna de ver en directo el gol de Luiso Saavedra en el 86. La alegría fue tremenda porque el Madrid acababd e marcar y pudimos empatar. No era habitual. Ahora me gustaría que mi hijo y mi nieto pudieran sentir la misma alegría que tuvo yo, y si puede ser ganando, mejor», recuerda el octogenario con cierta emoción.
Un plan mayor
Sentados más adelante, más escandalosos, un grupo de entre cuatro y cinco amigos ponen el ruido cuando lo que predomina es la somnolencia de la hora temprana. Están felices: van a pasar unos días en la capital para ver el partido y prolongarán su estancia hasta el fin de semana para escaparse a comer un cochinilllo a Segovia.
Uno de ellos, Adrián, estuvo presente en el 3-3 aquel miércoles de marzo de 2017. Habla con cierta pena por lo ocurrido en los últimos minutos del choque: «Fue un robo, así de claro. El penalti que pitó se lo sacó de la chistera porque era el Bernabéu y el Madrid estaba perdiendo. Luego ya con el 2-3 el equipo se vino abajo».
En efecto, Cristiano Ronaldo puso la igualada definitiva al filo del 90 y aquel baile de la UD de Quique Setién al equipo de Zinédine Zidane, que esa misma temporada ganaría su segunda Champions consecutiva, quedó en mucho menos de lo que parecía.
De alguna manera, cada uno de los aficionados amarillos que estaban en ese primer avión y los que llegaron más tarde en otros, y los que aterrizarán hoy en la capital, se imaginan una noche igual, ahora con Xavi García Pimienta al mando, pero con el mismo estilo de juego que descompuso al cuadro blanco por completo.
«Yo es la mejor UD que he visto en mi vida», asegura Samuel, cerca de cumplir la cuarenta y en la misma línea que la gente de sus generación, que comenzó a ir al Estadio Insular con el equipo en Segunda B. Es de los pocos que llevan la camiseta amarilla puesta; el resto, seguramente, la tenía guardada a la espera del gran día.
Con el paso de la horas llegaron más y más aviones comerciales a Madrid, uno con un grupo de 120 personas, el habitual en los viajes organizados por empresas. Las plazas para llegar a la capital ayer y hoy quedaron prácticamente agotadas desde la semana pasada. Las horas libres, las que coinciden con el partido o las del lunes, lo que obligaba a viajar dos días antes. Es el caso de Luis.
«Conseguí una entrada por el Real Madrid y cuando fui a comprarme el billete el mismo miércoles –por hoy– los precios estaban por las nubes, también el martes, así que me lo cogí para el lunes y me quedo en casa de un amigo», relata. Buen plan.
La gran mayoría de seguidores de la UD que buscan ser testigos del primer triunfo histórico de su equipo del alma en el Santiago Bernabéu llega hoy a Madrid, donde la temperatura es más que agradable en el inicio del otoño. El centro, a buen seguro, se teñirá de amarillo. Varias generaciones unidas por un mismo sueño.