Diego Martínez encuentra por fin el once tipo de la UD Las Palmas
El técnico vigués sólo ha hecho un cambio por partido desde que llegó hace cuatro jornadas
Cillessen, Viti, Suárez, McKenna, Álex Muñoz, Essugo, Kirian, Moleiro y Silva siempre han sido titulares con el gallego

Diego Martínez, en el choque ante el Girona. / Andrés Cruz
Diego Martínez parece haber dado con la fórmula mágica para librar a la UD Las Palmas del descenso. Las matemáticas puras, los resultados, reflejan que el cuadro amarillo ha sumado nueve de los últimos 12 puntos en juego, lo que le han servido para dejar dos unidades atrás la zona roja. De alguna manera, el nuevo entrenador ha cambiado la cara a un equipo que parecía hundido y que por ahora ha obtenido un rédito más que notable de sus compromisos ante el Valencia, el Girona, el Atlético de Madrid y el Rayo Vallecano. Son varias aspectos los que han cambiado, entre ellos, la apuesta por un mismo núcleo de jugadores, un once tipo que con Luis Carrión no existía y que suela dar estabilidad.
El técnico vigués sólo ha hecho un cambio en cada uno de los tres partidos después de su primer once, en Mestalla, donde sólo contaba con la baja de Sandro y de Marvin. Ante el Girona la modificación fue la entrada de Manu Fuster por el lesionado Januzaj; luego, en el Metropolitano, Sandro fue el que entró por el valenciano, y en Vallecas, Javi Muñoz suplió a Campaña. Los otros diez jugadores en cada uno de los encuentros fueron los mismos que en el duelo anterior.
Así, donde único no ha hecho cambios Diego Martínez es en la portería ni en la defensa, donde los nombres de Cillessen, Viti, Álex Suárez, McKenna y Álex Muñoz salen ya de carrerilla. En el centro del campo, Essugo y Kirian, reubicado como mediapunta, han partido siempre de inicio, como Moleiro en la banda izquierda y Fabio Silva en la punta del ataque.
De alguna manera, los jugadores amarillos han ganado en confianza, sobre todo los titulares, más todavía cuando los resultados han aparecido salvo en el choque frente al Atlético, ante el que la UD salió derrotada de antemano, sin demasiada fe en llevarse algo positivo de la capital pese al mal momento en que llegaba el cuadro de Simeone.

Diego Matínez, antes del choque ante el Ontiñena. / LOF
Todos y cada uno de ellos sabe mejor cuál va a ser su rol en cada partido, cuando antes había cambios prácticamente no sólo en las alineaciones, sino también en las posiciones de los jugadores. Si bien Carrión se vio perjudicado en algún momento de su periplo en la Isla por las lesiones de Álex Muñoz y McKenna y Sandro, futbolistas que consideraba mayormente titulares, nadie sabía nunca quién jugaría ni dónde lo haría.
Sin referencia
Pese a que entre partido y partido, alguna vez, las modificaciones fueron de uno o dos jugadores, siempre había algún cambio, incluso de sistema. Si bien Carrión empezó con un 4-2-3-1, el que utilizó mayormente durante la pretemporada, con un mediapunta, luego pasó al 4-3-3, con dos interiores, y terminó con un potaje en el partido contra el Celta, el que le costó el puesto después de una serie de malas decisiones que no ayudaron al equipo a ganar a un rival con 10 durante alrededor de 40 minutos.
El catalán, además, varió a Moleiro de posición entre la mediapunta y la banda izquierda, a Javi Muñoz entre la mediapunta y el mediocentro, a Fabio Silva entre la banda y la delantera o a Mika Mármol entre el centro de la defensa y el lateral izquierdo. Son sólo varios ejemplos de movimientos de jugadores en busca de unos resultados que no llegaban fundamentalmente por la debilidad defensiva del equipo, diagnosticada por Carrión, que no supo curar la sangría.
Ideas claras
Diego Martínez, en cambio, llegó hace un mes con la premisa de cerrar la portería propia y le ha dado resultado. Si bien los equipos atacan a la UD y le crean ocasiones, el equipo no está tan abierto y afronta mejor colocado y más junto las acciones ofensivas de los rivales. En ese sentido, ha sido clave el cambio de estilo radical en el que no es necesario tener el balón a toda costa ni sacarlo jugado desde atrás siempre, como consideraban los entrenadores anteriores.
El dato dice todo: Las Palmas perdió la posesión en tres de los cuatro partidos; sólo se la ganó, por tres puntos porcentuales, al Valencia. Además, la nueva UD de Martínez es más canchera, más guerrera, menos barroca. Es ¡otra filosofía, al menos por ahora. En tiempos de crisis, el jogo bonito puede esperar.
¿Resultadismo?
Está por ver qué pasará cuando la UD pierda algún partido, que lo hará. Pudo haberlo hecho perfectamente en Vallecas, donde el Rayo desperdició una ocasión muy clara para el 1-0, otras para empatar y finalmente se metió un gol absurdo en propia puerta. Ese día, además de pico, pala y efectividad, la UD tuvo que tirar de flor.
Martínez explicó que cuanto más se trabaja, más suerte se tiene, por lo que habrá que deducir que cuando el equipo pierda y no lo haya merecido, el trabajo habrá sido deficiente. Si no vale el resultadismo, conviene a la UD mirarse al ombligo y mejorar, sobre todo en defensa aún, aunque al fin y al cabo, lo que importa son los puntos. Con un once tipo, parece que es más fácil.
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