Palco 21

La UD Las Palmas deja lucirse al central del Cruce de Arinaga

Los de Diego Martínez regalan dos ocasiones al Girona de Juanpe, que recordaba a Beckenbauer

Un defensor local agarra a Fabio Silva.

Un defensor local agarra a Fabio Silva. / LOF

Fernando Canellada

Fernando Canellada

La jornada deja mal cuerpo. El equipo de Diego Martínez corre peligro de acostumbrarse a jugar con el marcador en contra y no siempre se llega a puntuar. Este año van demasiadas derrotas, tres y un empate, y el abismo resulta amenazante. El objetivo de la permanencia es una exigencia permanente de solvencia en esta Primera sin cuartel, y con el sobresalto constante del VAR. Dar ventaja al contrario permite que te marquen goles como en Montilivi.

De nuevo, al igual que ocurrió con Raúl Asencio en el Madrid, otro grancanario se lució sobre el verde con los adversarios. Juanpe, el central del Cruce de Arinaga que juega en el Girona, parecía al recordado Beckenbauer cuando salía con el balón desde atrás a repartir juego.

La impresión amarilla resulta pobre, con pocas ocasiones de peligro y sin un director de orquesta. Con el empujón final, balones a las bandas y centros al área, se desplegó el talento de un equipo renovado por la fuerza de bajas y sanciones, y con incorporaciones, algunas poco afortunadas, como la de Pelmard. En el partido 150 de Alex Suárez de amarillo, se quedó corto el gol de Fabio Silva, pese a los intentos del incansable portugués, adelante y atrás, para lograr el empate.

La mejor UD de la historia

En fin, Alberto Moleiro culminó una jugada con un disparo alto que había sido una obra maestra del primer toque. Recordaba una definición que el colega Armando Marcos ofrecía hace poco de la mejor UD de todos los tiempos, cuando se clasificó subcampeona de Primera División. «Un equipo para la Memoria Histórica del mágico fútbol isleño admirado en todo el mundo. Un fútbol de seda, preciosista, sereno, habilidoso, muy técnico y sincronizado. Cada jugador era un artesano y un escultor del juego más hermoso y apasionante que sigue enamorando a quienes amamos el arte del balón», escribe Marcos. No hay que perder la esperanza. Hay artistas con fútbol prodigioso en sus pies. Hace falta que las victorias les acompañen.

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