Palco 21

Una UD Las Palmas más descompuesta que el Valladolid

La derrota amarilla en Mallorca muestra un equipo de Diego Martínez con una crisis que requiere un golpe de mano

Javi Muñoz cabizbajo tras un gol del Mallorca.

Javi Muñoz cabizbajo tras un gol del Mallorca. / EFE

Fernando Canellada

Fernando Canellada

Cuando los resultados no acompañan, es tan ridículo el aplauso para animar a los jugadores sobre el césped como hablar todo el tiempo con la mano ocultando la boca. El técnico Diego Martínez y su ayudante pueden conversar a cara descubierta, sin temor, no se va a asustar nadie, salvo que prefieran evitar que se descubra que no tienen nada que decir. La UD Las Palmas sigue sin ganar un partido desde el día de la Lotería de Navidad, desde el 22 de diciembre, y cada derrota, con un punto de 18 posibles, muestra un aspecto más desolador.

«Ni al Valladolid veo tan descompuesto», sentenció con aplomo Chus Trujillo cuando había entrado el tres a cero en la portería de Cillessen. Como el colista Valladolid. Era evidente. Lo que contemplaba el míster comentarista en las ondas autonómicas, saltaba a la vista. Todos veíamos un equipo roto y desarbolado en el que hasta el portero perdía la regularidad que le caracteriza. En este choque en el que los conjuntos isleños llegaban ambos sin haber ganado un partido este año, los amarillos bailaron al son que tocaron los rojillos. Stefan Bajcetic ofreció un destello ilusionante en un balón que le llegó difícil y lo metió. Poco consuelo. Aún pudo ser peor.

Bajas

 Con bajas o sin bajas, no se acaba de ver la luz al final del túnel. La genialidad de Moleiro se resiente y, aunque haya fogonazos de entrega y sacrificio, resultan infructuosos como los de Javi Muñoz, Mika, Rozada o McBurnie.

Un sabio de la tierra lo mira con ojos templados. José Mayor, veterano de otros éxitos futbolísticos, técnico y empresario sufridor, resume los problemas de la UD en tres: Alex Suárez y Mc Kenna son lentos para jugar en una defensa de cuatro en línea; Diego Martínez suele perder el primer tiempo; y el tercero, el equipo trata de ganar cuando ya no es posible.

Es día de tres, de tres en raya, tantos como goles en contra. En fin, si fueran solo tres los problemas de la UD, la permanencia en Primera estaba garantizada.

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