Martínez: de batir al Barça al reino del caos

El estilo de no tener estilo. La UD reside en un agujero negro. Ante la Real Sociedad (1-3), en la última toma de contacto a la competición y a la desesperada, trató de sepultar la gran depresión con un sistema ultraofensivo: 3-4-3. Dejó a Viti Rozada, Scott McKenna y Mika Mármol como único sostén defensivo.En la medular,en esa franja diabólica de los últimos quince minutos: Marvin Park, Manu FusterJosé Campaña y Januzaj. Ya de pistoleros, Oli McBurnie, Fábio Silva –los dos salieron de inicio– y el respaldo ciego de Marc Cardona. Es la última fotografía de una UD sumergida en el caos.Van doce jornadas sin ganar y solo cuatro puntos en este 2025 con sendos empates –ante Osasuna, Real Valladolid, Alavés y Celta de Vigo–.

Esa fórmula alocada, del pasado domingo ante el bloque txuri-urdin en el recinto de Siete Palmas, choca de lleno con el 4-3-3 que maravilló al planeta el 30-N ante el Barça en el Estadio Olímpico de Montjuïc (1-2). El cuadro grancanario, dirigido por el vigués, dio un recital de trabajo sin balón. Presión salvaje y precisión quirúrgica para acabar con 54 años de sequía en la guarida del gigante de los mil millones de euros. Martínez se hizo eterno, alcanzó la gloria gracias a los tantos de Sandro y Fábio al contragolpe. Robar y salir con tres toques. No se ha vuelto a ver a esa UD reconocible, explosiva con el balón y generosa en el esfuerzo. Batir al ejército de Flick, que va directo a las semis de la Champions con un sello despiadado, fue la última victoria de visitante de Las Palmas. Mañana se cumplen 133 días sin poner una pica más allá del Roque Nublo. Además, el Coliseum es un feudo maldito. Los grancanarios nunca han ganado en sus siete contiendas (seis de Liga y una de Copa) con un bagaje de cinco derrotas y dos empates –cinco goles a favor y 15 en contra–. La única alegría aconteció en el antiguo Estadio de Las Margaritas (1-2) en la cita del KO en 1990 con tantos del Pollo Vidal y Alexis Trujillo. Manolo Cardo era el técnico amarillo y empató ante los madrileños en la vuelta (2-2) en el Estadio Insular para pasar de ronda. Sería apeados por el Barça de Rexach por un global de (6-1) en octavos de final. Roque Olsen dirigía a los isleños tras el despido del sevillano.

La fase de tinieblas

Aterrizar y arrasar. Martínez, en ese tramo de la 10ª a la 18ª jornada en la que sumó 19 puntos de 27, pasó de ser colista a lucir una holgada 14ª posición. Pero llegó la fase de las tinieblas y la eterna búsqueda de una solución que no llega. Ante el Getafe, en la primera jornada de 2025 y en el Gran Canaria (1-2), el vigués formó con Herzog, Suárez, McKenna, Mika, Kirian, Dário, Javi Muñoz, Sandro, Fábio Silva y Alberto Moleiro. El canterano Herzog voló al descanso y entró Manu Fuster. Fue Javi Muñoz el que actuó de lateral.

Y es que el Valerón de Parla fue el comodín de Martínez en esta fase de probaturas sin límites –también ha jugado de lateral zurdo–. En el Reale Arena (0-0), la fórmula del hombre orquesta funcionó. Pero dejó de ser solvente. Se hizo eterna la espera por Viti Rozada y en la banda zurda solo figura la opción de Mika. Álex Muñoz ha sido postergado al ostracismo, al igual que Januzaj, el mimbre con más talento, o el galo Enzo Loiodice. Manu Fuster, Marc Cardona o Mata también forman parte de la lista negra de la UD. Ante el Barça pero en Siete Palmas, de nuevo el 4-3-3 con Dário Essugo, que no jugó en la Ciudad Condal. Con Fábio Silva lesionado, en el frente ofensivo compitieron Alberto Moleiro, McBurnie (un gol y seis asistencias) y Sandro Ramírez.

Castigo a la racanería

La partitura poliédrica de Martínez llevó a la UD al límite ante el Celta de Vigo en el Abanca Balaídos. Línea de tres centrales (Bajcetic, Herzog y McKenna) con Viti y Mika de laterales. Fue preciso reajustar el dibujo en el descanso tras el golazo del albaceteño Alfon. El atacante firmó los 45 minutos de su vida ante el desajuste de Viti y Stefan por la derecha. Volantazo y regreso al 4-3-3. Entraron Dário Essugo y Sandro Ramírez. Las Palmas mejoró de forma notable y llegó la igualada de Moleiro.

En el Valladolid-UD (1-1), el cuadro isleño se adelantó con el tanto de Sandro Ramírez y luego llegó la roja a McKenna (29’). Para dar entrada a Herzog, Martínez sacrificó a McBurnie y dejó a Campaña. El equipo terminó debajo del larguero de Cillessen y no se perdió de milagro –22 disparos del colista por los cuatro de la UD–. Pero ante el Deportivo Alavés, para igualar un 0-2, Martínez sí acertó.

Completó una jugada maestra que le salvó la cabeza (2-2). Con cinco cambios –entraron McBurnie, Mika, Marvin Park, Januzaj y Manu Fuster–. Fue a tumba abierta a por el duelo y arrancó un punto de oro. No se llevó los tres milagro. Pero ante la Real, los cambios no dieron el plus necesario.

En la penúltima posición, el duelo de mañana en el fortín azulón es la última oportunidad. Una bombona de oxígeno. Oportunidad de oro para dejar la UVI. ¿Volverá Martínez a la línea de cinco defensas? ¿Mantendrá dos delanteros? ¿Sacrificará a Campaña? ¿Moleiro debe seguir postergado a la banda, cuando es más letal por dentro? Incógnitas de Napoleón Martínez. El estilo de no tener estilo. Nadie sabe lo que pasará. Se agota el tiempo, se eleva el drama. 51 goles en contra y 111 días sin ganar. Y la partitura sigue retorciéndose.

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