La UD Las Palmas cava su propia tumba en el fin del ciclo Martínez (0-1)

Los amarillos sucumben por un tanto de Álvaro García y gritos de '¡Ramírez vete ya!' de un Gran Canaria hastiado; lastimoso nivel defensivo y error de McBurnie solo bajo palos en la gran noche de Aridane

Paco Cabrera

Paco Cabrera

LAS PALMAS DE GRAN CANARIA

Perpetuar a Diego Martínez fue el pecado mortal de la UD del low cost -no se le puede destituir porque habría que indemnizarle con el segundo año, opcional con la salvación-. El precio de la mediocridad no es perder la categoría, es perder la identidad. La formación grancanaria, con su fútbol del pelotazo y la racanería, fue arrollada anoche por el Rayo Vallecano (0-1) y el descenso a Segunda está cantado. La esquela y el epitafio están listos.

Diego Martínez abandona el césped del Gran Canaria.

Diego Martínez abandona el césped del Gran Canaria. / JOSÉ CARLOS GUERRA

El tanto de Álvaro García (66’) bastó para liquidar a los pío pío, que despertaron en el tramo final de otra contienda caótica. McBurnie falló un remate increíble debajo del larguero, Moleiro rompió a llorar ante las cámaras y regresó el cántico fúnebre del ‘¡Ramírez vete ya!’. 

Un partenón preso de la indignación y un Diego Martínez maleducado en la sala de prensa. Es el portavoz de un club histórico, que no debe tolerar más sus desaires. La UD no da dos pases seguidos, encadena tres derrotas, dos de local, y contabiliza dos triunfos en las 17 contiendas de 2025. Un desastre. El discurso de Martínez es como su fútbol, un atentado a la coherencia. A falta de tres jornadas y con el Sevilla para el martes en Nervión,el apocalipsis ya está aquí. No es matemático, pero es el castigo a carecer de modelo.  

El vuelo de Stefan Bajcetic ante Isi Palazón.

El vuelo de Stefan Bajcetic ante Isi Palazón. / JOSÉ CARLOS GUERRA

Ceder el control

Fue un mecanismo de autodefensa. De pelotazo en pelotazo. Nula transición. Siempre lejos del control, la UD dejó gotitas de su perfume ofensivo que no sirvió para batir a Batalla en la primera hora del pulso. En la retina de una grada bañada en lágrimas, el tiro de Dário Essugo, los estornudos de McBurnie y el asedio final en la gran noche del majorero Aridane. Siempre a toque de corneta, la UD se muestra más poderosa. Mata, Marvin Park, Campaña...No hubo manera de perforar el arco rival.  

El abatimiento de Moleiro.

El abatimiento de Moleiro. / JOSÉ CARLOS GUERRA

Pesó la baja de Fábio Silva. Sin el luso, todo es oscuridad. Hasta que llegó en el 65 el 0-1 de Álvaro García para reventarlo todo. Ponerlo patas arriba. Sin fútbol, sin ideas y aguardando al terremoto final que no se tradujo en goles. Januzaj fue titular -Martínez dijo que estaba para veinte minutos- y generó dudas en esa línea de hormigón de Lejeune y Aridane. El Rayo salió de forma plástica, de un lado a otro, sin recurrir al balón largo. La modestia aplastó a la desconexión de una partitura abocada a un cortocircuito, a un chispazo como Javi Muñoz ante el Atlético de Madrid.

Fábio Silva firma autógrafos a un grupo de jóvenes seguidores de la UD Las Palmas.

Fábio Silva firma autógrafos a un grupo de jóvenes seguidores de la UD Las Palmas. / JOSÉ CARLOS GUERRA

A los siete minutos, la misma película de los últimos cinco meses. La novedad fue el belga aunque de forma muy tímida. Conectó con Moleiro y poco más. Idéntico guion de las tardes más miserables del ciclo Pako Ayestarán. Una UD replegada y el Rayo a sus anchas con el primer remate de Álvaro García (4’). Los de Iñigo manejaron el control del partido de forma insultante, con Isi Palazón como Maradona. Unai López y Óscar Valentín se las vieron con Essugo y Javi Muñoz. Bajcetic seguía montado en su caballo. Faltó Kirian y su pausa.  

Las contras del cuadro madrileño llevaban la firma de Balliu y Andrei. Tiro de Unai López que se fue por encima del travesaño y las dudas devoraron a una UD desquiciada. Primera aparición de Januzaj que le puso un balón en Mongolia a McBurnie. La rebeldía de Moleiro, en esta ocasión por la izquierda, generó toneladas de problemas. Mucho ruido y pocas nueces. En ese intercambio de golpes, cabezazo de Lejeune y el primer fallo de Dinko Horkas. Otra actuación irregular del arquero. 

Pitos y rezar por la genialidad que no llegó del activo del Sevilla. En el 23’, el belga se asoció con el ‘10’ y disparo de Essugo. La primera gran ocasión de la UD se fue rozando la madera. Ataque de ira de los amarillos, siempre escondida en la madriguera, con un errático Oli McBurnie. La culpa es de quien lo fichó. El peaje de los Sorys Kabas y Matas. Essugo tiró del carro y buscó al escocés. La búsqueda fue incesante por el 1-0. El pistolero de Leeds, Moleiro y Janu trataron de acumular méritos bajo un frente ofensivo caótico. Pero jamás llegó el tanto del perdón y la esperanza.

Januzaj, el revulsivo que demandaba al entorno, en su salida del campo. Otra víctima del 'sistema Martínez'.

Januzaj, el revulsivo que demandaba al entorno, en su salida del campo. Otra víctima del 'sistema Martínez'. / JOSÉ CARLOS GUERRA

Con los amarillos a la desesperada, McBurnie se quedó solo ante Batalla. Pisó el balón y puso el cuerpo de la mejor manera. Pero es el otro Julio Salinas. Piscinazo de Oli y se llegó al descanso con un 0-0 en la nueva oda al bostezo. 

La segunda parte comenzó con una acción muy peligrosa de Dinko. Siempre al filo del acantilado. Regateó a Álvaro García en el área pequeña. El Rayo pasó de dominador a dominado. Aproximación de Álvaro García y se olía el miedo, pero ahora era Las Palmas la que tenía la sartén por el mango. Más juego directo, con Essugo, Stefan y Javi Muñoz repartiendo galletas de coco. Y cuando mejor estaban los de Martínez, llegó el puñal de acero. En el 66’, el 0-1 de Álvaro con un gran pase de Pedro Díaz. 

Bombardeo y asedio bajo el caos

Isi ya había avisado y pudo sentenciar la contienda. Llegaron, por insistencia, los mejores minutos de la UD. McBurnie falló la más clara debajo del travesaño y comenzó a gritar el Gran Canaria. A base de centros y pelotazos, la UD fue devorada por su nula capacidad de generar fútbol. El precio de no jugar a nada. El peaje de recurrir a lo barato. Dos victorias en 17 jornadas y directos a Segunda. Así se cava una tumba. La falta de cintura y de argumentos tácticos forzó la retirada de Essugo (con una amarilla). Con todo perdido, Las Palmas arriesgó muchísimo con los cambios, a todo o nada y media hora en el horizonte. El Rayo se replegó y recurrió a los tres centrales. Emergió un Aridane de oro.

Incluso con Viti lesionado sobre el césped y los cambios agotados, los grancanarios completaron méritos para lograr la igualada. Pero la UD está maldita. Campaña, Marvin y Moleiro lo intentaron. Batalla perdía tiempo y se vaciaron las gradas. Una noche negra. Del apocalipsis Emenike al apocalipsis Pelmard. Martínez queda retratado por su incompetencia y falta de principios. La formación grancanaria ha perdido sus señas de identidad para convertirse en un meme. Llegó la hora de tomar medidas urgentes y recuperar la dignidad.Cantera y un estratega abrazado a la idiosincracia del Roque Nublo. A Segunda por mediocres. El partido en San Antonio vale para internacionalizar este fracaso. .   

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