UD LAS PALMAS
Una angustiosa temporada 1958-59 para la UD Las Palmas
Los amarillos se jugaron ante el Levante la permanencia en Primera División en una eliminatoria que se definió con éxito para los grancanarios en el Estadio Insular

Macario Fernández Castro. / UDLP

Tras su experiencia exitosa de la temporada anterior, la UD no pudo convencer a Luis Molowny para que siguiera como entrenador del equipo amarillo en la campaña 1958-59, pese a que García Panasco, que había fichado como secretario general de la mano del presidente Cecilio López, intentó convencerlo. Pero Molowny andaba más preocupado con su gasolinera, sus pisos en la capital y sus negocios, antes de dedicarse unos años después a invertir en San Agustín, y no cedió en su posición negativa. De ahí que, al final, se hiciera cargo del equipo el guipuzcoano Baltasar Albéniz, que no tuvo muchos aciertos y fue sustituido en la jornada 19 por el doctor Jesús Navarro Mazzoti. Este ya había estado en el banquillo 15 jornadas en Segunda División en la campaña 1953-54, pero sería en esa etapa Satur Grech el que dirigiera al equipo en la fase final de la Liga y se conseguía el segundo ascenso a Primera en Tenerife.
Esta temporada 1958-59 el club fichaba al paraguayo Parodi y el peruano De Mola, que tuvieron unos rendimientos diferentes -Parodi más positivo y De Mola con menos productividad-. También se incorporaba el argentino Salgado, que como defensa dio una de cal y otra de arena. En el primer partido, en Oviedo, se perdió por 2-1, pero en el siguiente en el Insular al también asturiano Sporting de Gijón se le endosó nada menos que cuatro goles, conseguidos por Parodi (2), Torres y Naranjo.
En esta temporada, Alfonso Silva actuó más que Rafael Mújica, quizá porque el gran defensa canario, ahora amarillo, iba demasiado a la discoteca Costa Bella en el Club Victoria. Uno de los partidos que mejor recuerdo de Silva ese año fue la gran victoria frente al Osasuna, con un equipo formado por Pepín; Pantaleón II, Beltrán, Marcial; Torres, De Mola; Felo, Parodi, Larraz, Silva y Macario. Goleada a los navarros por 5-1, anotando Torres (2), Silva (2) y De Mola.
Otro excelente encuentro, en el que sí coincidieron Mújica y Silva, fue en el Insular frente al Celta, al que se derrotó por 3-1. Formaron Pepín; Pantaleón, Mújica, Marcial; Torres, Naranjo; Beneyto, Parodi, Larraz, Silva y Macario. Los tres goles amarillos los consiguieron Parodi, Torres y Silva, quien hacía el tercero después de una gran jugada entre Larraz, Torres y el propio Silva, quien terminó fusilando al meta gallego Padrón.
Fuera de casa, un partido a resaltar fue el que se disputó en el Nervión con el Sevilla, y que termino con la brillante victoria amarilla por 3-4. Recuerdo que el choque lo retransmitía Pascual Calabuig y llegó a emocionarnos a un grupo de amigos que nos reunimos para escucharlo. Comenzó con el primer gol de Macario nada más iniciarse el duelo con los sevillanos. Un encuentro trepidante, de puerta a puerta constantemente, y con excelente actuación del meta Pepín, y de todo el conjunto en general.
Macario, en racha goleadora, conseguiría otros dos goles. Con un 3-3 en el marcador, en el minuto 84 Naranjo, que se había lanzado al ataque, logró el tanto decisivo. El grupo de ocho o diez amigos, en el Club Victoria escuchando a Calabuig, no vean cómo lo celebramos; nos fuimos a bañarnos en La Puntilla y tomarnos unas cervezas con chochos, pejines y jareas secas en el carrillo de Segundo y Carmita instalado frente al Cine Millares, hoy Hotel Imperial Playa.
El colofón de esa Liga fue muy negativo para la UD. El calendario nos había deparado dos partidos de gran envergadura en el Insular. El primero con el Barcelona, se perdió por 0-2, y luego para remate con el Atlético de Madrid, que aunque se consiguió un empate a dos no fue suficiente para evitar la promoción con el Levante. El primer partido se jugaba en Valencia y Las Palmas consiguió la victoria por 1-2; marcó primero De Mola y luego Larraz, pero a poco del final acortó distancias el Levante por mediación de Vila. Una victoria corta, pero que parecía muy importante para el partido de vuelta en el Insular.
Se jugó este choque decisivo el 17 mayo de 1959 a las cinco de la tarde con un sol espléndido, y la UD formó con Pepín; Pantaleón, Beltrán, Marcial; Torres, Naranjo; Larraz, De Mola, Villar, Parodi, Macario. En el minuto 22, un susto del que no me quiero ni acordar: Llona puso al Insular en vilo consiguiendo el gol levantino y llevando el pánico a las gradas. Se hizo un silencio sepulcral por un par de minutos, pero de repente todo el estadio irrumpió con el ¡pío, pío, pío, pío! y el conjunto amarillo acorraló al Levante en su portería. Al descanso se llegaba con el 0-1 y todo en el aire. Nerviosismo y sufrimiento. Pero en el segundo tiempo el dominio canario se hizo más absoluto, poniendo a prueba a la defensa y al portero Candi del Levante. Hasta que el minuto 64 una magnífica jugada de Larraz, Parodi y Torres, la rubricó el palmero Macario con un golazo maravilloso. Total, empate a uno, una algarabía tremenda en el Insular, y ya se pueden imaginar la fiesta que organizamos en nuestros dominios de la grada Curva la pandilla de mis amigos, y todos p’al Puerto con una algarabía tremenda. Al final, aunque fuera por los pelos, otro año en Primera División.
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