La península ibérica es un entorno clave en el que hay centenas de rutas micológicas otoñales. Por eso, y siempre con prevención, os mostramos los mejores senderos.

Ultzama

Esta zona de Navarra, cuajada de hayedos y robledales, está plagada de setas. De hecho, se ha convertido en uno de los lugares más famosos para recolectar cerca de Pamplona. Tanto es así que se llegó a crear un parque micológico, donde se regula la actividad de recogida de setas. Para llegar a él hay que viajar al pueblo de Alkotz, y pagar una tarifa de 5 € en la Oficina de Recepción de Visitantes a cambio de los permisos para acceder al lugar.

Navaleno

En Castilla y León se encuentra otro de los enclaves mágicos para los amantes de la micología: Navaleno. También es interesante otro pueblo de las proximidades: San Leonardo de Yagüe. Ambos lugares están plagados de pinares donde crecen todo tipo de hongos. En estas zonas de la provincia de Soria se han catalogado hasta 150 variedades diferentes de setas. Lo ideal es acudir al Centro Micológico de Navaleno, empaparse de toda la magia de la zona y, después, comenzar la búsqueda. Si se desea, allí se puede adquirir todo el material necesario.

Cercedilla

En la Comunidad de Madrid se encuentra la sierra de Guadarrama, donde podemos hallar la localidad de Cercedilla. Si tomamos el sendero que va paralelo al arroyo de Pinolobero, se empezarán a observar todo tipo de setas en el camino. Y es que allí brotan múltiples variedades, lo que dota a la ruta de un hermoso color.

Gorbea

Gorbea, en el País Vasco, se considera uno de los lugares más importantes para la recogida de setas. Allí, entre Álava y Vizcaya, hay grandes robledales y hayedos donde crecen toda clase de setas. Eso sí: la popularidad de esta zona hizo que el gobierno vasco decidiera restringir la cantidad de setas que podía recoger diariamente cada persona a 2 kilos.