Durante el verano no siempre se puede aparcar a la sombra, de manera que tras un rato al sol el coche se convierte en un horno al que casi es imposible entrar.

De hecho, los diferentes estudios que se han llevado a cabo han demostrado que un vehículo a pleno sol puede superar los 60 grados, una temperatura que es tres veces mayor a la recomendada a la hora de conducir.

¿Qué tienes que hacer para enfriar el coche enseguida?

Casi todo el mundo se sube al vehículo y pone el aire acondicionado a tope, lo cual es un error, pues se tardan varios minutos en alcanzar una temperatura confortable.

Así, lo mejor es usar un truco de lo más sencillo que consiste en abrir la ventanilla del copiloto, ir a la puerta del conductor y abrirla y cerrarla con energía (no te pases) unas cuatro o cinco veces.

Con eso consigues que una buena parte del calor salga por la ventana, de forma que, aunque el vehículo no estará fresco cuando te subas, la temperatura habrá bajado bastante.

¿Qué otros trucos puedes usar?

Existen más trucos, y uno de los que mejor funciona es no cerrar las ventanillas cuando te subas, sino dejarlas un par de minutos abiertas para que el propio aire refrigere el interior.

Tú mismo notarás una sensación de frescor aunque fuera haya 30 grados a la sombra, y el momento de cerrarlas llega cuando dejas de percibir ese aire como fresco, lo que quiere decir que la temperatura del interior del automóvil ya ha bajado.

También tienes que estar atento al climatizador, colocando la posición en la que no entra aire del exterior durante unos minutos, puesto que así lograrás que enfríe más y en menos tiempo.

Las soluciones de toda la vida siguen valiendo

A veces, los trucos de siempre aún son válidos y aquí puedes poner en el cristal delantero un parasol, que reducirá mucho la temperatura interior a la vez que protege el coche de los rayos del sol.