¿Te estas duchando bien? Esta es la parte del cuerpo que debes lavar primero

El orden en el que nos lavamos influye significativamente en la efectividad de la limpieza de nuestra piel

El pelo es lo primero que debes lavar al meterte en la ducha.

El pelo es lo primero que debes lavar al meterte en la ducha.

Ducharse o bañarse es un hábito diario para la mayoría de las personas, un ritual que solemos realizar de forma automática. Sin embargo, según expertos, el orden en el que lavamos las diferentes partes del cuerpo puede influir significativamente en la efectividad de la limpieza y en la salud de nuestra piel. La ciencia ha determinado que seguir una secuencia específica contribuye a una higiene más profunda, previene irritaciones y evita la acumulación de residuos. En este artículo, te explicamos cuál es el orden ideal para una ducha saludable, y te ofrecemos otros consejos para cuidar tu piel durante este proceso.

Primer paso: lavar el cabello

Según los dermatólogos, el primer paso en nuestra rutina de higiene debe ser el lavado del cabello. Comenzar por el cuero cabelludo, aplicando champú, evita que los restos de productos capilares, como champú, acondicionador o aceites, caigan sobre el cuerpo que ya hemos limpiado y lo vuelvan a contaminar.

Este paso asegura una base limpia desde el principio y permite que el pelo, que es una de las zonas más expuestas, esté libre de suciedad y grasa antes de continuar con el resto del cuerpo.

Un hombre se lava la cara en la ducha.

Un hombre se lava la cara en la ducha. / LP

En orden descendente

Una vez que el cabello está completamente limpio, los expertos recomiendan seguir un orden descendente para lavar el resto del cuerpo. Esto implica comenzar por la cara, el cuello y el pecho, y avanzar hacia las zonas donde la suciedad y las bacterias pueden acumularse con mayor facilidad, como las axilas, el área de la ingle y los pies.

Este orden garantiza una eliminación eficaz de la suciedad y los residuos en todo el cuerpo, ya que evitamos que la suciedad de las zonas superiores se desplace hacia las inferiores. Además, estas zonas específicas requieren una atención extra, puesto que son propensas a la acumulación de bacterias y pueden generar olores o incluso infecciones si no se limpian adecuadamente.

Consejos para una ducha saludable

Más allá de la secuencia de lavado, otros factores también influyen en la efectividad de la ducha y en el cuidado de la piel:

  • Temperatura del agua: evita el agua demasiado caliente, ya que puede resecar la piel. El agua tibia ayuda a abrir los poros y facilita la limpieza sin causar daño.
  • Productos de higiene: utiliza jabones y champús suaves que respeten el pH natural de la piel y evita productos con ingredientes agresivos que puedan causar irritaciones.
  • Duración de la ducha: las duchas largas pueden eliminar los aceites naturales de la piel, dejando una sensación de tirantez y sequedad. Es preferible optar por duchas más cortas.
  • Secado suave: seca el cuerpo con una toalla limpia, sin frotar demasiado para evitar irritaciones.
  • Hidratación: aplica una crema hidratante después del baño para retener la humedad y mantener la piel en buen estado.

Un consejo extra: seca bien el pelo

Aunque algunas personas crean que el pelo puede dañarse al ser secado diariamente, es importante secar el cabello correctamente para evitar la acumulación de humedad en el cuero cabelludo. Si el pelo permanece húmedo durante largos periodos de tiempo, se favorece la aparición de hongos y bacterias que pueden provocar irritaciones, picazón e incluso caspa.

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