La ‘mentira’ legal del velocímetro: por qué la velocidad que marca tu coche no es la real

Cuando conduces, confías en lo que marca el cuadro de instrumentos: combustible, temperatura, revoluciones... y velocidad. Pero hay un detalle importante que muchos desconocen: el velocímetro nunca marca la velocidad real exacta. De hecho, por ley, debe indicar siempre una velocidad igual o superior a la que realmente llevas.

Esto no es un fallo de tu coche ni un error de calibración. Se trata de una medida de seguridad regulada por una norma europea, que obliga a mostrar un pequeño margen al alza para evitar excesos involuntarios de velocidad.

¿Por qué el velocímetro está diseñado para ‘mentir’?

La clave está en la Regulación UN ECE R39, una norma técnica europea que establece cómo deben comportarse los velocímetros de los vehículos homologados. Su artículo 5.3 lo deja claro: la velocidad indicada nunca debe ser menor que la velocidad real.

El objetivo de esta exigencia es proteger al conductor y al resto de usuarios de la vía. Al mostrar una velocidad ligeramente superior, se genera un pequeño colchón de seguridad: el conductor piensa que circula más rápido de lo que realmente va, y eso reduce el riesgo de sobrepasar los límites legales.

Así se calcula el margen de error permitido

La normativa establece un margen de error máximo permitido que se calcula con la siguiente fórmula:

0 ≤ (Velocidad mostrada - Velocidad real) ≤ 0,1 * velocidad real + 4 km/h

Ejemplo:

Si conduces a 100 km/h reales, el velocímetro puede marcar legalmente hasta 114 km/h:

(10% de 100 = 10) + 4 = 14 km/h de margen.

Es decir, si tu coche marca 114 km/h, podrías estar realmente circulando a 100 km/h exactos. Y si marca 100, tu velocidad real sería igual o algo menor, pero nunca superior.

Factores que pueden influir en la lectura

Aunque el margen de error está regulado, hay otros factores que pueden afectar mínimamente al resultado:

• Desgaste de los neumáticos: neumáticos más gastados tienen menor diámetro, lo que puede alterar la lectura.
• Presión inadecuada: afecta el tamaño efectivo de la rueda.
• Cambio de neumáticos por otros no homologados: modifica significativamente el comportamiento del velocímetro.

¿Cómo mide la velocidad el coche?

El velocímetro no mide directamente la velocidad. Utiliza sensores ubicados en el eje de la transmisión o las ruedas para detectar la rotación. Esa información se traduce electrónicamente en velocidad lineal (km/h).

Es importante señalar que esta desviación no afecta al odómetro (cuentakilómetros), que es mucho más preciso, ni al cuentarrevoluciones.

El GPS: una referencia más precisa

Muchos conductores comparan la velocidad del velocímetro con la que muestra el GPS, y notan diferencias. Esto tiene una explicación lógica: el GPS calcula la velocidad real mediante el posicionamiento satelital, sin depender de factores mecánicos como las ruedas.

¿Cómo lo hace?

1. Recibe señales de varios satélites y calcula su posición exacta.
2. Mide la distancia recorrida en un intervalo de tiempo muy corto.
3. A partir de ahí, aplica la fórmula básica: Velocidad = distancia / tiempo.

El resultado es una lectura más cercana a la realidad, sin los márgenes legales que afectan al velocímetro.

¿A cuál velocidad debo hacer caso?

Aunque el GPS sea más preciso, la referencia válida y legal para el conductor es el velocímetro del coche. Es el valor que se toma en cuenta en controles de tráfico y el que los agentes esperan que respetes.

¿Y los radares?

Los radares de la DGT miden la velocidad real del vehículo. Algunos aplican un pequeño margen de tolerancia antes de sancionar, pero ese margen no compensa el error del velocímetro. Confiarse del GPS para apurar los límites puede acabar en multa.