Una bicicleta antigua nos recibe en este nuevo restaurante abierto recientemente en la Avenida Compte Sallent, una zona de Palma en auge en cuánto a restauración se refiere, que admite además ciertas dosis de humor en la concepción de los locales. En el que hoy les mostramos, bellísimo, el alma es 'La mémé', abuela francesa de los propietarios Tomeu y Antònia. Este personaje que da nombre al restaurante ha inspirado tanto al proyecto culinario como a su diseño interior.

La dificultad con la que se encontraron los arquitectos Laura Blanch y Mateo Palmer y la interiorista Blanca Rosselló, es tener que dotar de un carácter especial y encanto particular a un local totalmente desnudo. La premisa de que fuese un espacio acogedor hace desde sus inicios que el proyecto se base en elementos que posean y regalen con poco el aire de las antiguas cocinas y tenga el punto "retrochic" de las brasseries francesas. En pleno centro palmesano.

Se consiguió combinando con eclecticismo materiales y mobiliario. Madera pintada en blanco, puertas recuperadas, azulejos antiguos, vigas de madera y lámparas sorprendentes aportan calidez al lugar. Buscando en todo momento la combinación de elementos antiguos, reciclados con nuevos.

El local se divide en dos espacios separados por un núcleo central del edificio, que para hacerlo "desaparecer" se trató con una sucesión de ventanas y espejos que recuerdan a un invernadero. Las paredes medianeras se trataron con alacenas aumentando las sensaciones de ambiente antiguo y confortable. En el centro, la barra alicatada con baldosa hidráulica queda envuelta en un color verde vintage, que rememora las barras de los cafés, con el sabor de toda la vida.

En el comedor se combinan varios tipos de mesas con diferentes asientos. Confortables bancos tapizados, sillas metálicas, sillas de madera, taburetes para sentarse en un mostrador alto, butacas de cuero, un gran sofá en el centro repleto de cojines, todo hace del espacio sea amable y hogareño. Para redondear el diseño y conferirle ese carácter retro se ha utilizado diferentes tipos de lámparas fabricadas con elementos cotidianos. Botellas vacías, botes de cocina, lámparas de sobremesa, lámparas recicladas, complementándolo con una iluminación indirecta que destaca las alacenas y los diferentes estantes repletos de objetos rescatados del recuerdo.

El proyecto ha sido integral, desde el diseño del logotipo, basado en los rótulos en tiza que se hacían sobre pizarra hasta la elección con los propietarios de las vajillas, o las mantelerías. Se han cuidado todos los detalles para que comer en este local de Palma sea una experiencia gratificante con la sensación de estar en casa.