Si Ralph Lauren hubiera empezado a diseñar en el siglo XXI, probablemente se llamaría Zac Posen. No se trata de que produzcan ropa parecida -para nada-, sino de que los dos encarnan la idea de la moda estadounidense (confortable, lujosa sin ser preciosista, capaz de cubrir varias líneas de negocio), se dirigen al mismo tipo de público (jóvenes que son o quieren parecer de buena familia y/o de buenas universidades) y, sobre todo, ejemplifican a la perfección que el mito del sueño americano también vende en esta industria.