No publicar nada en las redes sociales es, tal y como están las cosas, el acto más transgresor y exclusivo que se puede llevar a cabo. Por eso el señor Armani prefiere que los asiduos a su club, Giorgio’s, dejen los móviles en el guardarropa. Y por eso, también, poco se sabe de esta fiesta privada que tiene lugar cada jueves en Armani/Privé, el local que el diseñador posee en la milanesa via Manzoni, contiguo a su tienda. Solo unos 600 miembros pueden acceder a esta fiesta que se celebra cada jueves. Ni uno más posee la tarjeta dorada que abre las puertas de Giorgio’s (y que el propio Armani se encarga de autorizar tras el visto bueno de su sobrina y mano derecha, Roberta).