"Me parece horroroso, por favor, ¿dónde está el romanticismo? Es humillante para ella". Con esta frase, Susanna Griso expresaba en Espejo Público su total desacuerdo con la última noticia que han protagonizado Jennifer López y Ben Affleck. Y razón no le falta, porque la pareja firmará una cláusula nupcial tan polémica como desagradable.

El programa de Antena 3 abordó ese contrato con el que Jennifer López exige a Ben Affleck la consumación de cuatro relaciones sexuales, como mínimo, a la semana. Parece que la cantante quiere mantener activa su vida más íntima, y cree que la forma de conseguirlo es atar a su futuro marido con un documento firmado por él.

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JLO y Ben Affleck por Vegueta LP / DLP

Susanna Griso, aún afectada por la noticia que acababa de dar, añadió: "qué horror. Imagina que estableces que tienes que dar un beso todas las mañanas, que en la ducha tienes que tener relaciones sexuales... ¿Me estáis tomando el pelo? ¿Esto existe? Es que me parece impresionante...". Y sí, es real, porque esta pareja (tras darse una nueva oportunidad) firmará este contrato para mantener viva la llama de la pasión.

Boda discreta de cara a la prensa 

Este es uno de los sorprendentes detalles de la que, seguro, será una de las bodas más esperadas de Hollywood después de que la pareja retomara su relación hace un año después de dos décadas separados. 

Jennifer López y Ben Affleck, pillados en el Hotel Santa Catalina

Jennifer López y Ben Affleck, pillados en el Hotel Santa Catalina La Provincia

Por el momento, la pareja no ha revelado cuándo será la boda y no parecen tener prisa para poner una fecha concreta. Lo que sí se sabe a través de Hollywood Life es que ambos están de acuerdo en que su enlace debe ser grandioso incluso si no invitan a demasiada gente. Por lo tanto, no escatimarán en gastos para celebrar su boda. 

Además, se especula con que los Bennifer decidan casarse de forma muy discreta y, una vez se haya celebrado la boda, anunciarlo a bombo y platilla. Con esta estrategia buscan tener un día tranquilo y alejado de la indiscreción de la prensa. Así se evitarían tener que hacer lo mismo que en 2003: tuvieron que posponer la boda por culpa de la presión mediática. Y, luego, nunca se celebró.