Luz Casal (Boimorto, A Coruña, 1958) detiene unos minutos las guitarras en el estudio de Madrid en el que prepara su nueva gira. Va escasa de tiempo, esperan otros periodistas y, algo más tarde, un avión, pero la conversación se extiende más de lo apalabrado.

- Después de tantos conciertos, ya no habrá nervios al empezar nueva gira...

- ¡Qué equivocado está! Al contrario, hay más, porque hay más responsabilidad. Sabes lo complicado que es que la gente tenga interés en ti, eres más consciente de todo lo que hay alrededor y eso implica más nervios que cuando empezaba, que cantaba y adiós. Ahora quieres hacerlo de la manera más brillante y tienes temores, que se esfuman en el momento que pones el pie en el escenario, pero hasta que lo pones...

- ¿Y ese momento, el pisar el escenario, es como una droga?

- Sí, algo así. Cuando ves la reacción de la gente o una sonrisa, se te hacen indispensables en la vida diaria. Si no es una droga, sí es una especie de dependencia.

- Se ha dejado llevar por la música y no se ha encerrado en un estilo. ¿Es el secreto de ser alguien hoy?

- Ser solista tiene muchas connotaciones complicadas, pero otras que te favorecen y una es la libertad que te da. Si tienes cuatro compañeros, a los que te une un determinado gusto, y cambias, los estás descalabrando. Al ser solista puedes hacer un disco como La pasión sin dar explicaciones a nadie y con todos los riesgos.

- Supongo que estará también el factor de la necesidad de cambio, de no aburrirse€

- Es que, aunque parezca un mensaje simplista, yo no como lo mismo todo el día y no escucho el mismo tipo de música todo el día. Traslado eso a mi profesión.

- ¿Y por qué continúa hoy, en 2014? ¿Es una heroicidad?

- Cuesta explicarlo. Si no tienes facilidad para expresarte con palabras puede sonar hasta ridículo, pero es que es una necesidad. Cuando alguien compone, o pinta, y lo hace por necesidad y no por dinero, fama, chicas, chicos y ese guirigay, lo haría aun con todo el mundo en contra. La sorpresa es cuando esa necesidad casi física tiene oyentes. Entonces es algo emocionante y casi milagroso.

- ¿Y no caduca esa necesidad?

- Dudo mucho que esta necesidad se aplaque algún día. Incluso en el caso de que un día decida no volverme a subir al escenario, no estaré alejada de la música. No sé, me dedicaré a hacer música para ballets [ríe], pero estaré. Es como el que ama la ciencia. Sospecho que aunque tenga otras aficiones su necesidad de ir más allá estará ligada a eso.

- ¿La música ha sido y es su mejor terapia?

- Creo que sí. Es muy exigente y superabsorbente, pero la necesidad de exprimirte y expresarte es la que ha marcado un ritmo que, cuando físicamente he estado a una velocidad inferior, me ha servido de acicate, de consuelo, de terapia y de muchísimas cosas.

- ¿Del cáncer se puede salir mejor persona?

- Sí [sonríe].De las experiencias duras sale uno fortalecido. Sería mejor no pasarlas, claro, por el sufrimiento añadido, físico, familiar, emocional€Pero uno sale más fuerte, sí. Lo veo hasta en los niños: quienes han pasado por estas experiencias tienen unos valores casi inamovibles. Del cáncer se sale fortalecido. ¡Algo bueno habría de tener![ríe]

- ¿Qué queda de la Luz rockera de 'Rufino' o 'Loca'?

- Queda todo, porque las sigo haciendo en vivo. Hay quien me dice que me vio con Miguel Ríos, y aquello fue ¡en 1983!Si siguiera haciendo lo mismo y estando igual, algo raro pasaría. Decir si soy rockera o no me resulta pesado ya€ A veces es como si me estuviera defendiendo. Tengo la sensación de que por más de ser conocida y llevar tantos años, algunos me conocen en una parte pequeña.

- ¿Quizá es la otra cara de la moneda de mantener bien protegida su privacidad?

- Pero eso forma parte de las necesidades de cada uno. Con lo que mi trabajo me reporte de popularidad tengo suficiente. En otros aspectos me siento incómoda. Me cuesta mucho ponerme en un photocall e ir a un estreno. Tengo mucha tarea por hacer siempre para pasar una hora haciendo el paripé. Prefiero ir a ver la película otro día y no hacer posturitas con el culito para aquí o para allá.

- Y eso que el cine ha sido tan importante en su carrera€

- Sí. Ha sido una relación muy inesperada, empezando por la de Pedro [Almodóvar] (Tacones lejanos),siguiendo por las canciones para 'El bosque animado' o la presencia de 'Negra sombra' en 'Mar adentro' e intervenciones de repente, como 'Entre mis recuerdos' en una película brasileña o la última que he hecho para los serbios.

- ¿Cómo vive que el cine ahora esté bajo mínimos?

- A los que nos gusta el cine nos da mucha tristeza.

- ¿Le ha costado mucho mantener la independencia?

- A veces da disgustos, porque no siempre tus certezas son comprendidas y te hace dudar. Me han dolido ciertas exclusiones, pero lo más importante es tener la sensación de que lo que haces es lo que quieres hacer. No quiero decir que no haya cometido errores, pero no puedo imaginar cantar una canción que no haya querido cantar y que haya quedado grabada y que cada vez que la escuche sea como si me apuñalaran. A veces es luchar contra un enorme molino, pero me ha merecido la pena, pese a los momentos dolorosos.