El Colegio de Veterinarios de Las Palmas ha iniciado una campaña para promover los microchips en los gatos. Como en el caso de los perros, existe un microchip que se coloca debajo de la piel para identificar al gato y que suele ser el mismo de los perros o incluso más pequeño. Este dispositivo electrónico es del tamaño de un grano de arroz y se coloca bajo la piel del cuello en el lado izquierdo y permanece ahí toda la vida.

Cada microchip, tanto en gatos como en perros, lleva asociado un número de quince dígitos que se lee con un lector de microchip específico. Los veterinarios, la Policía y el Seprona de la Guardia Civil tienen lectores de este tipo. La aplicación del microchip es un procedimiento rápido en el que solo sentirá un pequeño pinchazo y no alterará la rutina del gato.

Una vez implantado, el veterinario lo registrará en la base de datos de Zoocan y si el ayuntamiento tiene convenio con esta entidad automáticamente formará parte del censo municipal de animales de compañía. A partir de este momento el gato estará perfectamente identificado y si se pierde y alguien lo encuentra, a través del lector de Microchip se puede leer el código del mismo e introducirlo en la base de datos.

En Canarias el microchip es obligatorio

La información asociada tiene que ver con los datos del gato, así como de su propietario: número de teléfono y dirección, entre otros, por lo que conviene que estos datos estén actualizados. En Canarias el microchip es obligatorio tanto en perros como en gatos, según la orden del 29 de junio de 1998 por la que se determinan las marcas y métodos de identificación de perros y gatos.

Si el gato escapa de casa al exterior, es fundamental que tenga un microchip que permita identificarlo en todo momento. Si se sale o entra a Canarias con el animal, además del microchip, el gato debe estar vacunado de la rabia.

Recientemente, en el evento Animundo se dio a conocer la campaña de identificación animal en gatos '¿Así o con microchip?' para concienciar a la población de la necesidad de identificar a los gatos, no solo porque lo exige la normativa en Canarias sino por el bienestar animal, así como para la protección del medio ambiente y el control de poblaciones incontroladas.