Lucir una piel sana, luminosa, hidratada y sin arrugas o marcas de expresión es uno de los deseos beauty que a todas nos encantaría cumplir. Sin embargo, a la hora de cuidarnos, es importante seguir una rutina y emplear los productos específicos para nuestro tipo de piel y aquello que necesita en cada momento. Por eso, la farmacéutica Rocío Escalante nos descubre los errores que, sin darnos cuenta en muchas ocasiones, cometemos a la hora cuidar nuestra piel. Así que toma nota y pronto notarás como tu cutis mejora a pasos agigantados.

1. Escoger un producto que no sea adecuado para tu tipo de piel. Es habitual que nos dejemos influir por el marketing o por la opinión de nuestras amigas a la hora de escoger nuestras cremas. Sin embargo, no todo funciona en todas las pieles. Conocer nuestra piel y sus necesidades es esencial para escoger los cosméticos adecuados.

2. Falta de constancia. Queremos ver resultados de forma inmediata y, la verdad, en belleza, hay que tener paciencia, y, sobre todo, ser constantes con las rutinas. Solo así conseguiremos ver las mejoras en nuestra piel.

3. Querer usar todo tipo de activos. Aunque el retinol, el ácido glicólico o la niacinamida son activos fantásticos para la piel, quizás tu piel no los necesite. Las rutinas personalizadas son las más eficaces y en ellas no hace falta usar todo tipo de activos, sino, los que tu piel necesita.

4. Saltarse la limpieza facial o no hacerla adecuadamente. La higiene facial es el primer paso esencial para cuidar la piel y nos encontramos con personas que no la hacen correctamente, que por la mañana solo usan agua para limpiar el rostro o que utilizan la misma toalla para secar todo el cuerpo. Hay que limpiar la cara a diario, mañana y noche, con productos adecuados y preferiblemente usando una toalla exclusivamente para ella.

5. No hidratarse. Principalmente las personas que tienen la piel grasa, mixta y con tendencia al acné, suelen cometer el error de no hidratar la piel, porque temen que les salgan granitos. Pero la hidratación diaria es esencial, para reforzar la barrera cutánea. La clave está en elegir una crema hidratante adecuada para cada tipo de piel.

6. Aplicar mucha cantidad de producto. Los beneficios de los cosméticos no se multiplican si aplicamos más cantidad. De hecho, podemos estar saturando la piel y provocar acné cosmético por oclusión de los poros. ¿Qué cantidad es la justa? Depende de cada producto, algunos cunden más, pero en líneas generales, el tamaño de un guisante sería suficiente para todo el rostro. Y el tamaño de un grano de arroz para el contorno de los ojos.

7. Abusar o no utilizar los exfoliantes. Nos encontramos con los dos extremos. La exfoliación es necesaria en muchas pieles, sobre todo en las grasas y mixtas, para mantener los poros limpios. Pero no podemos abusar de ella, porque podemos provocar irritaciones. Hay que encontrar el equilibrio, hacerla una o dos veces a la semana, y siempre elegir exfoliantes adecuados para el tipo de piel.

8. Olvidar la fotoprotección en invierno. Los rayos UV envejecen la piel todo el año, es cierto que en verano los daños son más graves, porque estamos más expuestos. Pero hay que usar fotoprotección a diario, adaptándola a la estación y también a nuestra actividad. Si estas en casa todo el día, elige una crema que te proteja de la luz azul.

9. No seguir el orden adecuado. En cosmética el orden de los factores sí altera el resultado. Si utilizas diversos cuidados tienes que aplicar en el orden correcto. Si no lo haces, probablemente no sirvan de nada. Ten en cuenta el objetivo y la textura del cosmético, en general los más ligeros van primero. Si haces una doble limpieza, primero el limpiador oleoso y después el acuoso. Después iría el tónico (si usas), el contorno de ojos, el sérum, la crema hidratante, la protección solar y el maquillaje.

10. Olvidarse del cuello y del escote. Estas zonas son las grandes olvidadas, lo que provoca que puedan envejecer antes que el rostro. El cuello suele sufrir arrugas y flacidez y el escote, sobre todo, manchas por el sol. Deberíamos cuidarlos a diario, igual que cuidamos la piel del rostro: limpieza, hidratación y protección solar.