Las manos son las extremidades más sufridas y más vulnerables del cuerpo humano. Son las que llevan la peor parte en el quehacer cotidiano y laboral al ser las ejecutoras de nuestro pensamiento, según expresa el jefe de Servicio de Traumatología de la Unión de Mutuas, doctor Eduardo Sánchez Alepuz.

Un tercio de las lesiones laborales más frecuentes que llegan a las puertas de urgencias se producen en las manos y un cuarto de las bajas también son por heridas o lesiones de continuidad en esta parte del organismo, así como una quinta parte de las incapacidades laborales.

Los accidentes más frecuentes son los aplastamientos y las heridas por cortes de tendones. Cada semana, los traumatólogos de las mutuas atienden entre tres y cuatro casos de heridas en las extremidades superiores.

Este tipo de accidentes dejan importantes secuelas físicas, funcionales y psicológicas en los afectados, algunos de los cuales se quedan muy limitados para reincorporarse tras el accidente a su ocupación laboral.

La cara B de estos siniestros es el alto coste que generan debido a la atención médica que requieren y el absentismo laboral que causan. Sánchez Alepuz indicó que también son frecuentes los atrapamientos, desgarros, pinchazos, abrasamientos, fracturas, amputaciones así como los dolores de tendones y músculos por movimientos repetitivos. En menos proporción, las quemaduras.

Especialistas en traumatología de la Unión de Mutuas se reunieron en Valencia para definir cómo debe ser la atención integral de los pacientes. "Se ha planteado el manejo de la herida desde la entrada en puerta de urgencias, para que en todas partes el tratamiento sea homogéno; también hemos hablado de como manejar el miembro amputado para reimplantarlo con microcirugía", declaró a Levante-EMV Sánchez Alepuz que precisó que cuando hay amputaciones, "el miembro cortado hay que meterlo en una bolsa de plástico con frío y remitirla con el paciente a urgencias" y que la herida solo hay que taparla, "nada de hurgarla".

El especialista observó que hay amputaciones que no pueden ser reconstruidas, como por ejemplo ciertos aplastamientos donde el hueso, los nervios o los tendones se quedan destrozados tras el traumatismo. "Hay que ser muy cuidadosos y no dar falsas expectativas a los pacientes", destacó.

Los sectores con la tasa de siniestralidad en manos más elevada son las carpinterías que manejan maderas, sierras y las azulejeras; si bien los nuevos sistemas de seguridad que han incorporado determinadas maquinarias como las tupís, que detiene en seco el mecanismo cuando un operario por distracción introduce la mano en su interior, han reducido mucho el alcance de las lesiones.

Sánchez Alepuz informó que los especialistas de los dos hospitales de Unión de Mutuas (Centro de Rehabilitación de Levante y el Instituto de Traumatología de Castelló) realizan al mes entre dos y tres reimplantes quirúrgicos de dedos y pulpejos.