El trastorno de la identidad sexual (la disforia de sexo) que padecen quienes tienen una contradicción entre su sexo psicológico y el biológico persiste en muchos casos hasta la edad adulta.

Según los datos facilitados hoy por la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, la prevalencia del transtorno de identidad de género es de uno por cada 10.000 habitantes, cifras según esta organización similares a las de países del entorno, pero muy inferiores a las estimaciones del sistema sanitario.

Entre esas cifras y esa prevalencia, uno de cada cuatro casos persiste hasta la edad adulta, según la misma fuente, que ha precisado que los pacientes están tratados a lo largo de treinta o cuarenta años a base de terapias hormonales cruzadas.

La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición ha creado un grupo de Trabajo sobre Identidad y Diferenciación Sexual (GIDSEEN), coordinado por la doctora Isabel Esteva.

La transexualidad, caracterizada por una identificación acusada y persistente con el otro sexo y un malestar persistente con el sexo propio, es el tipo más extremo de trastorno de identidad de género.

Según la doctora Esteva, la asistencia sanitaria recomendada en los últimos años para estas personas transexuales debe ser multidisciplinar, conformando un equipo de psicólogos, psiquiatras, endocrinólogos y cirujanos con experiencia en distrofia de género.

Pero según la SEEN, aunque se ha avanzado en el tratamiento de estos pacientes, queda mucho por hacer, ya que solo nueve comunidades autónomas han elaborado actuaciones para el abordaje de estas patologías y solo cuatro contemplan la realización de cirugía genitoplástica.

La primera en incluir todas las cirugías de reasignación sexual fue Andalucía en el año 1999, seguida de Madrid, Cataluña y el País Vasco, quienes incluyeron esta cirugía en 2008.

Aragón, Asturias, Canarias, Navarra y la Comunidad Valenciana son el resto de comunidades que han trazado algún tipo de estrategia sanitaria para estos pacientes.

Según esta sociedad médica, las propuestas de equidad en la atención a estas personas no se cumplen en todas las regiones, especialmente por la carencia de intervenciones genitoplásticas de forma casi generalizada.

El 55 por ciento de los equipos multidisciplinares de las nueve comunidades que llevan a cabo estrategias para abordar este tipo de pacientes no incorporan cirugías genitales y sus miembros no trabajan unidos en el mismo centro hospitalario, lo cual puede dificultar la intercomunicación entre el equipo, mantiene la SEEN.

Isabel Esteva ha subrayado la importancia de disponer de un registro nacional de casos, al menos en los atendidos en el ámbito del Sistema Nacional de Salud (SNS).

La SEEN ha recordado que el respeto a la intimidad de las personas afectadas, la constante movilidad de este colectivo en búsqueda de atención sanitaria y la reciente incorporación de la atención sanitaria organizada han sido algunos de los motivos esgrimidos durante los últimos años para justificar la ausencia actual de estos registros.