Un equipo internacional de investigadores ha concluído que la pandemia del sida no la propició un cambio genético del virus, sino una serie de factores demográficos y humanos que podían haberse evitado.

El trabajo, que se publicó en Science, cuenta con la participación del investigador español David Posada, de la Facultad de Biología de la Universidad de Vigo. El virus del sida, el VIH-1, tiene cuatro grandes grupos genéticos.

Tres de ellos (O, N y P) son minoritarios, confinados en el África central y oriental, y cuentan con "pocos afectados", explica Posada en declaraciones a Efe.

Pero el cuarto grupo, el más importante, el "M", es el único que ha salido de África y el responsable "del 90 por ciento de las infecciones; el que ha generado una pandemia que ha causado más de 33 millones de muertos y que sigue matando a muchas personas en África, incluidos niños", recuerda.

De este virus "sabemos que procede de un chimpancé y que, en algún momento, probablemente al cortar o comer carne de chimpancé infectada, pasó con éxito a un humano". Pero ¿cómo logró pasar de un humano a otro hasta generar una pandemia mundial?.

"Hasta ahora -explica el investigador- sabíamos que M, el virus del sida que conocemos, nació en el sur de Camerún, pero hasta la década de los 80, cuando empiezan a registrarse y estudiarse los primeros casos de homosexuales con problemas de inmunodeficiencia en el primer mundo, no sabíamos qué había ocurrido realmente".

"Eso es lo que analiza nuestro trabajo: la historia escondida del sida", agrega. Para averiguarlo, los científicos analizaron grandes conjuntos de secuencias genéticas de muestras del virus de toda el África Central, con la idea de encontrar el foco inicial del grupo M y localizarlo geográfica y temporalmente.

Partiendo de esos análisis, los investigadores del artículo sostienen que la epidemia empezó en la capital de la República Democrática del Congo, Kinshasa, alrededor de 1920 y durante 40 años en la época colonial se fue expandiendo lentamente a otras grandes ciudades del país por vía fluvial y ferroviaria.

"Hay que tener en cuenta que la circulación ferroviaria era muy importante porque el sur del país era minero y varias potencias europeas explotaban las minas y enviaban grandes cantidades de trabajadores", explica.

Un dato: "Sólo en 1948, se movía un millón de personas al año en tren solo en ese país". Así, "identificamos perfectamente cómo se expandió el virus a través de los desplazamientos de tren y barco".

Pero, a partir de 1960 se produjo un cambio radical en la expansión del virus y el sida triplicó su tasa de infección.

El artículo descarta la hipótesis de que el virus pudiera modificar su genética para ser mucho más infeccioso (la teoría de las teterinas), y sostiene que la pandemia "aparentemente, no se debió a ningún cambio genético del virus, sino a cambios demográficos y sociales producidos en Kinshasa, fundamentalmente".

La causa "está en pequeños grupos sociales con tasas muy altas de infección que catalizaron la pandemia", afirma.

Por un lado, en Kinshasa, en la década de los 60, se produjo un aumento de la prostitución que está documentado y, por otro, el sida se expandió a través del tratamiento de pacientes en clínicas de enfermedades de transmisión sexual, "donde se realizaron campañas de salud pública con jeringas mal esterilizadas". Ambos focos diseminaron el sida primero en África y después hacia el resto del planeta.

Para este investigador, además de reconstruir la historia de esta infección, el artículo es útil para recordar que "las pandemias no solo se deben al virus, sino al comportamiento social".

"Esto significa que no sólo es importante buscar vacunas y tratamientos, sino que la prevención y el control de los grupos de alto riesgo son fundamentales también en una epidemia, aunque cada una exige y requiere medidas específicas".