Hay médicos y psiquiatras que consideran que un nivel de libido inferior a lo "normal" representa una patología. Pero, ¿qué es exactamente la libido?, ¿qué se entiende por "normal"?, ¿desean igual los hombres que las mujeres? y ¿de verdad tras el clásico "no tengo ganas" se esconde una patología?

Libido (pronunciada como palabra llana, no líbido, con tilde y esdrújula) es el término que se usa en medicina y psicoanálisis de manera general para denominar al deseo sexual de una persona. La libido sería esa pulsión que nos incita a mantener un encuentro sexual. Y puestos a desear, ¿cuál es la medida de una libido saludable? ¿Existe el número ideal de relaciones sexuales?

A día de hoy, hay consenso al afirmar que en una pareja la frecuencia "normal" será la que acuerden y satisfaga a los dos integrantes. No existe un nivel de deseo sexual dentro de la norma, arriba o abajo de ella. Tampoco una frecuencia sexual óptima. Lo que sí es cierto es que el deseo fluctúa, es decir, no es regular en el tiempo, y son muchas las parejas que sufren discrepancias en el deseo o que atraviesan largas etapas de esas en las que, uno quiere mucho y el otro quiere menos. Y aquí surge el conflicto.

Es probable que en este momento se haya dibujado en su mente una pareja estable heterosexual, en la que el hombre, con la libido por las nubes, le dice a su mujer: "es que nunca quieres hacerlo". Su imaginación no está tan alejada de la realidad pues, "si bien es falso que los hombres siempre desean y las mujeres no, la pérdida de deseo es la razón número uno por la que estas acuden a consulta", explica Sylvia de Béjar, autora del libro "Deseo: cómo mantener la pasión y resolver las diferencias sexuales".

"No somos raras, somos mujeres"

"Es muy normal que experimentemos una disminución en el deseo sexual en el transcurso de las relaciones. No somos raras, somos mujeres", subraya la autora: "el problema es que durante mucho tiempo se nos ha hecho pensar que teníamos un problema de déficit de deseo cuando lo que ocurría en verdad es que nos estaban midiendo en función del hombre. Ese modelo no sirve para nosotras, la respuesta sexual es diferente en ambos sexos".La pérdida de interés por el sexo afecta aproximadamente al 15% de los hombres y al 30% de las mujeres

La experta en sexualidad cita el artículo "Descifrando las disfunciones sexuales femeninas en el DSM-5" para arrojar luz sobre esta diferenciación: "según los modelos tradicionales, la respuesta sexual se adecua a una secuencia temporal que incluye las fases deseo, excitación, orgasmo y satisfacción. En el hombre es siempre así, pero en la mujer solo ocurre al principio de la relación porque nos interesa lo nuevo, queremos conectar íntimamente con la pareja... Cuando se lleva un tiempo con el mismo hombre, no suele darse este deseo sexual espontáneo o automático, sino que previamente la mujer debe excitarse a partir de algún estímulo que lo desencadene. Se da la vuelta a la ecuación".

"Los hombres por lo general son muy visuales. Un tanga, un meneo de trasero, un gesto... y ya, salta la chispa del deseo. En cambio, una mujer se reiría en esa misma situación", explica Sylvia de Béjar, quien recomienda: "evidentemente una mujer tiene derecho a plantarse y decir «no tengo ganas», pero si en lugar de eso dice «¿porqué no?» y le da una oportunidad al intercambio de caricias, de besos, de palabras... probablemente reconectará con su cuerpo, sus sensaciones y su deseo".

El cabreo oculto y su efecto en el sexo

"Pero esto no funcionará-prosigue la experta- si dentro de la pareja existe un problema real de fondo". Al margen de que el proceso de deseo de la mujer sea distinto, "si estás enfadada, si crees que tu pareja no te respeta, si él cree que sus asuntos son más importantes que los tuyos, si estás desanimada, muy cansada o estresada con una doble jornada laboral, los niños, la casa, las finanzas, la suegra... no vas a querer oír hablar de sexo y, por ello, renuncias incluso a esos besos, caricias, abrazos que pueden dar pie al sexo. En esa pareja todas las muestras de acercamiento corporal desaparecen", relata. En muchas ocasiones se trata de un "cabreo oculto" del que ni las mujeres son conscientes, pero está comprobado estadísticamente que si los hombres se "pusieran el delantal más a menudo", la mujer, más contenta y descansada, querría tener más sexo.

Por supuesto y, más allá del plano emocional o psicológico, "las medicinas para la tensión arterial, la de presión y el cáncer, los antipsicóticos... afectan al deseo sexual de mujeres y hombres. Igualmente, el alcohol, la nicotina, las anfetaminas y todas las drogas. Además, en las mujeres con dificultades orgásmicas, la sensación de frustración puede hacer que disminuya su deseo. Es lo mismo que le ocurre a un hombre con problemas de erección y miedo a no «cumplir»", añade.

La pérdida de libido en los hombres

El Dr. Cunill, andrólogo que lleva más de dos décadas ayudando a hombres insatisfechos con su vida sexual, coincide con la especialista en sexualidad femenina: "en el sexo, así como la mujer concede más importancia al antes y al después del acto sexual, el hombre está más centrado en el momento de la penetración y el orgasmo, lo que puede acarrear un miedo escénico, con flacidez en la erección. A nivel instintivo, el hombre está más en contacto con su necesidad sexual, mientras que la mujer lo está más con su necesidad afectiva".El deseo sexual, o la libido, puede verse afectado por causas orgánicas, psicológicas, emocionales y sociales

"La disfunción eréctil, que puede ser síntoma precoz de problemas vasculares, es la causa más común de pérdida de libido por simple evitación de la frustración", explica el experto. Además, influye también lo que llama "ansiedad por rendimiento": "uno de cada tres hombres se queja de eyaculación precoz, lo cual suele ser el resultado de no tener erecciones lo bastante firmes y duraderas-generalmente por no tener una base de testosterona libre suficiente (hipogonadismo)-, mientras que uno de cada cinco está preocupado y presionado por el rendimiento".

Como puntualiza el Dr.Cunill, el hombre actual es más sensible que el "macho viril" de antaño y las emociones son más importantes para él de lo que la mujer cree. Por ello, no son ajenos a los factores psicológicos que Sylvia de Béjar apuntaba y "el estrés, la baja autoestima o una mala relación de pareja puede bloquear todo deseo y anular toda pasión". Pero cuando un hombre acude a consulta aquejado de falta de libido hay que descartar además otras causas médicas y fisiológicas que incluyen, entre otras, síndrome de déficit de testosterona, hiperestrogenismo, hiperprolactinemia, hipotiroidismo, disfunciónvascular, diabetes, hipertensión, apnea del sueño, obesidad y síndrome metabólico o abuso de ciertas sustancias como anabolizantes.

En concreto, sobre el hipogonadismo, el déficit de testosterona libre en sangre, el doctor apunta que en España "alrededor de un 25% de los varones mayores de 35 años podría sufrir algún tipo de hipogonadismo, incluida la subfertilidad o infertilidad, especialmente si son obesos". Los síntomas más notables son "cansancio, fatigabilidad, pérdida de energía vital, falta de erecciones nocturnas espontáneas y alteraciones del sueño, hasta llegar a presentar una disfunción sexual y falta de deseo". Vale la pena recordar, llegados a este punto, "que la calidad del esperma se deteriora un 1 %anualmente por contaminación ambiental", añade.

Son menos, pero les afecta más

Aunque damos por establecido que el impulso sexual debe ser mayor en el varón y se bromea frecuentemente sobre el tópico "los hombres siempre piensan en lo mismo", el Dr.Cunill desvela que la pérdida de interés por el sexo afecta aproximadamente al 15% de los hombres y, si añadimos otras disfunciones sexuales, serían un 25%. Es cierto que el porcentaje se duplica en el grupo de las mujeres, pero "cuando los hombres pierden interés en el sexo les condiciona más que a las mujeres, ya que su masculinidad está tan ligada a su sexualidad que les resulta muy amenazante. Esta situación puede provocar una espiral de pensamientos negativos sobre su autoestima e incluso conducir a la ruptura de la pareja o a ciertas adicciones", apunta.

La pérdida de libido también hace que los hombres se sientan más descontentos con el resto de sus vidas y les afecta más que a las mujeres. Sólo el 23% de los hombres con pérdida de libido dicen que todavía se sienten muy felices con la vida en general frente al 46% de las mujeres.

Si se sospecha que existe un problema médico o siempre que la falta de libido se alargue en el tiempo y afecte a la relación de pareja, ambos expertos coinciden en que se debe pedir ayuda, bien sea a un psicólogo, un terapeuta sexual, un andrólogo... Como dice el Dr. Cunill: "a los hombres no les gusta hablar de ello. De hecho, cuando el hombre consulta al médico, en algunos casos, es porque su mujer se lo ha pedido. La pérdida de libido pone a prueba el matrimonio o la vida en pareja tanto o más que cualquier otra disfunción sexual, por lo tanto si a pesar de que hay una buena empatía y la comunicación es fluida, el problema persiste, es el momento de acudir a un especialista".

Mejorar la libido es posible

Un libro, una película, un juego erótico, un juguete sexual o cualquier otro estímulo que tenga que ver con los sentidos puede, a veces, ser suficiente para alimentar una libido en horas bajas, siempre y cuando no haya un problema médico subyacente. Incluso, y aunque suene poco romántico, "planificar el encuentro sexual" -apunta Sylvia de Béjar-puede ser la mejor alternativa si el deseo hace tiempo que no surge de manera espontánea.

"Se debe recurrir a la imaginación explorando fantasías, teniendo presente el aspecto lúdico y tomándolo con humor, sin una seriedad demasiado trascendental, preguntando a la pareja sobre sus fantasías y cuidando los detalles que favorezcan la intimidad y el erotismo y explorando nuevas sensaciones en común que favorecerán la complicidad y el deseo sexual", agrega el Dr. Cunill.

Para hombres con problemas médicos, se debe personalizar el tratamiento dependiendo de la causa y este puede incluir, entre otros métodos, la sustitución hormonal con testosterona bioidéntica, los antiestrógenos, etc. "Los medicamentos tipo viagra pueden ayudar, sobre todo a superar la inseguridad, pero no servirán si no hay una base sólida de testosterona circulante, ya que es la que estimula directamente la actividad de la enzima óxido nítrico sinteasa en el pene para que se produzca la erección", explica el doctor.

¿Es posible que funcione una relación de pareja sin sexo?

A esta cuestión la experta en sexualidad femenina responde que "no hay problema en no tener sexo, si ambas partes aceptan y están de acuerdo en que esta cuestión no es importante. Pero si quieren cosas distintas, es cuando hay que actuar. En la mayoría de mujeres, desear tiene que ver con decidir. Lo que nos pasa no es una enfermedad, es algo normal, pero tú puedes decidir no hacer nada o hacer algo".

Sin olvidar, como recuerda el doctor, que "de lo que aquí se trata no es tanto acerca de conseguir más, sino ir mejorando. La frecuencia no es la única medida de la libido. Los sentimientos también cuentan, tanto para hombres como para mujeres. Si esperamos con ansias el sexo y nos sentimos, bien antes, durante y después, esa es la verdadera medida de si nuestra libido es saludable".