A menudo preguntamos a nuestro farmacéutico por el mejor momento en el que tomar un determinado medicamento, si hacerlo o no en ayunas, con agua, con qué periodicidad, por ejemplo, pero no caemos en la cuenta de que hay determinados alimentos que pueden interferir a la hora de que el fármaco haga efecto.

Así, la farmacéutica especialista en Farmacia hospitalaria, Marta Valera Rubio, explica que el estado nutricional, la dieta o un alimento determinado puede interferir en la respuesta de un medicamento, potenciándola o bien reduciéndola, a la vez que advierte de que incluso podrían producirse efectos secundarios no deseados.

"A pesar de que se trata de un problema conocido desde hace décadas, todavía en la actualidad no se le otorga la importancia que se merecen las interacciones entre medicamentos y alimentos", lamenta la también coordinadora del grupo de trabajo Farmacéuticos de Hospital de Medicina Intensiva y pacientes Críticos (FARMIC) de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH).

En este punto, la también especialista del Hospital Universitario Virgen de la Victoria (Málaga) reconoce que es "cierto" que es "poco frecuente" encontrar alteraciones graves de la salud debido a esta causa. No obstante, avisa de que a menudo estas interacciones motivan la aparición de reacciones adversas que pueden manifestarse sutilmente, lo cual las hace difícil de detectar e identificar.

"Su gravedad dependerá del tipo de medicamento involucrado. Estas interacciones serán importantes por tanto con aquellos fármacos que presentan un estrecho margen terapéutico, es decir, en los que su concentración en sangre debe ser especialmente controlada ya que es fácil pasar de un nivel infraterapéutico (no eficaz) a un nivel tóxico (similar a sobredosis)", alerta.

Además del tipo de medicamento, otro factor a tener en cuenta, a su juicio, es la población, siendo los más sensibles a estas interacciones los ancianos, embarazadas, mujeres en estado de lactancia y aquellas personas en situación de malnutrición.

Por otro lado, Valera Rubio señala que también se encuentran alteraciones en el sentido inverso, es decir, alteraciones que son producidas como resultado de la alteración en la absorción, en el metabolismo, la eliminación o la utilización de los nutrientes por el efecto de determinados fármacos administrados de forma conjunta.

"Un ejemplo de ello sería el uso de la 'colestiramina', una resina básica con actividad hipolipemiante que fija las sales biliares e impide la absorción de múltiples nutrientes como caroteno, vitaminas A, B12, D, E, K y ácido fólico, y calcio, hierro y zinc", indica.Principales interacciones

Con todo ello, la miembro de la SEFH enumera los principales alimentos que, de alguna manera, suelen producir alguna interacción, y con según qué fármacos:

1.- Cítricos y zumos de frutas (alimentos y bebidas ricos en ácido cítrico y vitamina C), con los hidróxidos de aluminio o antiácidos, aumentando la absorción intestinal de aluminio.

2.- Vitamina C con la warfarina (anticoagulante), ya que se han descrito casos de reducción del efecto del fármaco tras una excesiva ingesta de vitamina C.

3.- Café o té con sales de hierro, reduciendo la absorción del hierro al formar complejos insolubles y poco absorbibles a nivel intestinal.

4.- Cafeína, con el ácido acetilsalicílico (aspirina, analgésicos) ya que aumenta la velocidad de absorción y los niveles en sangre de la aspirina.

5.- Cafeína con la teofilina (antiasmático), aumenta el efecto de la teofilina, pudiendo provocar intoxicación. Los efectos sobre la teofilina son diferentes según los alimentos (por ejemplo los alimentos a la brasa reducen el efecto)

6.- Cafeína con psicofármacos como benzodiacepinas y litio, ya que puede antagonizar el efecto hipnótico y ansiolítico de estos fármacos, y reducir los niveles de litio, pudiendo en este caso producir efecto rebote en caso de cesar el consumo de cafeína.

7.- Cafeína con el fenilpropanolamina (descongestionante), ya que el efecto hipertensor de la fenilpropanolamina puede verse potenciado por la cafeína, además de incrementarse las concentraciones plasmáticas de cafeína.

8.- Soja y aguacate con warfarina (anticoagulante) ya que puede reducir el efecto anticoagulante de la warfarina.

9.- Soja con Tamoxifeno (antiestrógeno), ya que los fitoestrógenos de la soja antagonizan el efecto antiestrogénico del tamoxifeno

10.- Vitamina E y Warfarina, Dicumarol (anticoagulantes), ya que se puede potenciar el efecto anticoagulante de estos fármacos

11.- Vitamina K (vegetales hoja verde como espinacas, coles de Bruselas o brócoli) ante anticoagulantes como la Warfarina, acenocumarol o dicumarol, porque se puede reducir o incluso abolir el efecto anticoagulante de los mismos.

12.- Leche y derivados lácteos, ante la toma de Flecainida (antiarrítmico), quinolonas (antibióticos), tetraciclinas (antibióticos). Se podría reducir la absorción y efecto de flecainida. Por acción del calcio interfiere también la absorción de ciprofloxacino y norfloxacino (no de ofloxacino), y teraciclinas.

13.- Salsa o compota de manzana con Fenitoína (antipeiléptico) ya que incrementa la concentración de fenitoína en sangre, con lo que puede provocar su toxicidad. Los efectos sobre la fenitoína son diferentes según los alimentos.

14.- Alimentos ricos en tiramina (patés, arenques, salami, queso curado), con Isoniazida (antituberculoso), antidepresivos tipo IMAO tradicionales. Pueden generar crisis hipertensivas.

15.- Fibra alimentaria. Glibenclamida (antidiabético), doxepina y desimipramina (antidepresivos tricíclicos). El glucomanano disminuye la biodisponibilidad y efecto de la glibenclamida. Las dietas ricas en fibra pueden comprometer la eficacia de algunos antidepresivos tricíclicos.

16.- Ajo en cantidades elevadas y Warfarina y acenocumarol (anticoagulantes orales), así como con saquinavir (antirretroviral) por potenciar el efecto anticoagulante en el primer caso y por reducir la absorción del medicamento en el segundo.

"Por todo esto, conocer las posibles interacciones de los fármacos con los alimentos nos permitirá optimizar su utilización en cuanto a efectividad y seguridad, facilitando también el cumplimiento del tratamiento por parte de los pacientes", señala la especialista de la SEFH.