El inicio rápido del tratamiento en pacientes con VIH, sin necesidad de que estos modifiquen su estilo de vida, es clave para mejorar el control de la infección y alcanzar antes una carga viral indetectable. Además, según han demostrado estudios recientes, puede reducir la mortalidad.

Estas son algunas de las principales conclusiones de la jornada ‘Conectamos con la innovación en el VIH’, organizada por Gilead Sciences, en la que los expertos han destacado que hoy en día y con acceso a un tratamiento apropiado, los pacientes con VIH "pueden vivir casi tanto tiempo como la población en general".

Otra de las conclusiones alcanzadas en este encuentro es que la "indetectabilidad de los pacientes minimiza el riesgo de transmisión" y contribuye a un mejor control de la infección y una reducción de nuevos casos.

Los tratamientos antirretrovirales han evolucionado de forma muy satisfactoria en los últimos años hacia regímenes más sencillos y mejor tolerados. En este sentido, hay que destacar la importancia de la triple terapia, que ha permitido transformar la vida de los pacientes y convertir una enfermedad mortal en crónica y le ha llevado a convertirse en el standard of care desde hace dos décadas.

Los expertos han destacado que hoy en día y con acceso a un tratamiento apropiado, los pacientes con VIH pueden vivir casi tanto tiempo como la población en general. No obstante, las investigaciones revelan que tienen un riesgo más elevado de sufrir comorbilidades relacionadas con la propia patología, el tratamiento y la edad.

Por ello, la evolución de los tratamientos antirretrovirales ha permitido una transformación de la infección y ha introducido nuevos retos en el manejo de los pacientes con el objetivo de seguir mejorando su calidad de vida y reducir los efectos adversos derivados del tratamiento. Por ello, tanto el tratamiento como el cuidado de los pacientes con VIH debe ir más allá del control de la carga viral y prestar atención a aspectos como la durabilidad, la alta barrera genética, la reducción de toxicidades e interacciones, la simplicidad y la posibilidad de un inicio rápido del tratamiento.

Además hay que tener en cuenta que la llegada de nuevos tratamientos antirretrovirales en triple terapia facilita la decisión del prescriptor al aunar, por primera vez, alta eficacia, alta barrera a las resistencias y un destacado perfil de seguridad en comparación con otras alternativas.

En palabras del Dr. Daniel Podzamczer, jefe de la Unidad de VIH del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario de Bellvitge, “a pesar de que ha habido grandes avances en la última década en el campo de la investigación en fármacos para la infección por VIH, todavía quedan varios puntos de mejora. Lo que pedimos a un fármaco para la infección por VIH es que las tasas de eficacia sean muy altas, que en los análisis por intención de tratar a la semana 48 los pacientes están indetectables en más del 90%, lo que significa que en la práctica, si un paciente toma de forma correcta el tratamiento, éste no va a fallar. Un segundo requisito sería la tolerabilidad, ya que los clínicos queremos que los tratamientos sean muy bien tolerados, que no tengan efectos secundarios ni interacciones con otros fármacos. Otro punto importante sería la comodidad, tratamientos en un solo comprimido y que su tamaño permita una cómoda ingesta”.

Durante su intervención, el Dr. Daniel Podzamczer, destacó que “además, se espera que los fármacos para el tratamiento para la infección por VIH tengan una barrera genética elevada para que, si hay fallo o si un paciente no toma de forma correcta el tratamiento, no aparezcan mutaciones de resistencia y que haya que hacer más complejo el tratamiento. Otro aspecto importante es que sea un buen candidato para las estrategias de Test and Treat, que es iniciar el tratamiento lo antes posible a partir del diagnóstico, incluso el mismo día. Por último, es importante que tenga un coste aceptable para el sistema sanitario”.

Por su parte, el Dr. Antonio Antela, especialista de enfermedades infecciosas del Complejo Hospitalario de Santiago de Compostela (CHUS) y coordinador de la jornada en Santiago, destacó que “según el Informe VIH-sida en Galicia 2018 elaborado por la Dirección General de Salud Pública de la Consellería de Sanidade, entre los años 2004 y 2017 se registraron en nuestra comunidad 2.643 casos de personas infectadas por el virus del VIH con una media de 189 infecciones anuales, lo que representa una incidencia anual de 68,3 casos por millones de habitantes (por debajo de la incidencia del conjunto de las comunidades españolas que fue de 100,6 casos por millón de habitantes y año en el periodo 2004-2016). Así, en el año 2017 se diagnosticaron 119 nuevos casos de pacientes con infección por VIH, una cifra que continúa disminuyendo en los últimos años y que contrasta con el resto de España, donde los datos de nuevos casos de infección se mantienen estables e, incluso, aumentan año tras año”.