­El miedo hacia un nuevo confinamiento, la angustia frente a la perspectiva de quedarse sin trabajo o la desolación del que ya lo ha perdido, la esperanza marchita de pasar unas navidades "normales" y el enfado del "nocturno" que ya no puede deambular. Son situaciones que pueden ocasionar episodios de frustración.

En esta línea, Francisca Ruiz, psicóloga clínica y vicedecana del Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Oriental, asegura que "la incertidumbre ante lo desconocido genera un miedo al futuro que desemboca en ansiedad". Para evitar caer en un comportamiento "autodestructivo" y eludir pensamientos negativos, la psicóloga establece una serie de pautas.

Francisca Ruiz señala que "se debe confiar en la capacidad de adaptación del ser humano a las situaciones de crisis, como sería el Covid", esto es la resiliencia, la habilidad para sobreponerse a momentos críticos.

La psicóloga apunta que la población tiene que fiarse de la ciencia, "se debe tener siempre en mente que la vacuna está en proceso, quizás llegue más tarde de lo que esperábamos pero llegará". Además Ruiz alienta a confiar en las instituciones y en las medidas que se están ejecutando.

"Existe una realidad mundial que hay que tratar como una situación transitoria", resalta Ruiz. Según la psicóloga hay que tener presente que la vida tal y como se conoce no va a cambiar para siempre. "La población debe entender que recuperaremos la 'normalidad'".

Ruiz concreta: "No es raro que la gente este confundida, hay que hacer un llamamiento a la tranquilidad".

Para afrontar esta "segunda oleada" es necesario aceptar que la realidad no depende de nosotros y que el avance del Covid-19 es un hecho que afecta a nivel mundial. "No se puede pensar en lo que se tenía hace un año, todo el mundo debe valorar lo que tiene en el presente", destaca Francisca Ruiz.

La incertidumbre genera ansiedad y el mundo, de por sí, es un lugar incierto. La psicóloga apunta que "muchas veces se vive en una falsa seguridad ya que la gente se cree que las cosas no van a cambiar, y estamos en un constante cambio. Lo que pasa que, de pronto, nos hemos encontrado con un enemigo invisible que nos ha trastocado los planes pero realmente nadie sabe lo que le va a pasar mañana".

El confinamiento de la pasada primavera sirvió para que la población aprendiera estrategias para mantenerse ocupados aún estando en casa.

La psicóloga aconseja que "si se tiene que estar en casa a las 23.00 hay que intentar resolver todos los asuntos pendientes antes de dicha hora y dejar para la noche actividades más relajadas como leer, ver series o hacer videollamadas con algún amigo".