La COVID-19 puede dejar secuelas que dañan todos los órganos, por eso, no vacunarse es "realmente un riesgo innecesario", considera la viróloga extremeña Ana Fernández-Sesma, quien advierte de que, con la relajación de las fiestas navideñas, aún puede haber una nueva ola.

Investigadora y catedrática de microbiología en la Escuela ICAHN de Medicina del Hospital Monte Sinaí de Nueva York, Fernández-Sesma, nació en Cáceres (1965), aunque lleva casi tres décadas en Estados Unidos, donde trabaja con virus, desde el del dengue al VIH, el zika o la gripe.

Las vacunas contra el SARS-Cov-2 se "están mirando con lupa" y se aprueban solo las que "demuestran que están funcionando". Además "tenemos la suerte" de que en los ensayos lo hacen a un 90 %, aunque con la administración a la población en general, "que es muy heterogénea, a lo mejor baja un poco", dice a Efe.

Sin embargo, con las campañas de vacunación ya en marcha en muchos países, hay personas que se muestran reticentes o directamente contrarias a ellas.

Desde el inicio de la pandemia y ante la urgencia, la comunidad científica se puso a trabajar en busca de vacunas, que se han obtenido en tiempo récord y ahora -indica- algunas personas dicen: "no, que es muy rápido, no sabemos si fiarnos".

Es "una pena que la gente haya decidido que nuestro trabajo se ha hecho deprisa y corriendo", cuando no es así. La declaración de estado de emergencia por la Organización Mundial de la Salud (OMS) "facilita muchísimas trabas que normalmente hay", lo que no quiere decir "que te saltes pasos, sino que se han podido acelerar los tiempos".

Además, las vacunas de Pfizer-BioNTech y de Moderna se basan en ARN mensajero sintético, que se puede sintetizar "muy rápidamente. Cuando se supo la secuencia se tardaron menos de tres meses".

Estas vacunas ya disponibles protegen de la enfermedad severa, recuerda la microbióloga, quien hace hincapié en "las secuelas que deja la covid-19 en la gente, cómo te daña todos los órganos. Yo, realmente, me parece un riesgo innecesario" no vacunarse, afirma.

El colectivo anticuvacunas es "como si no existiera, porque son fanáticos y no se les puede convencer", pero Fernández-Sesma cree "importante informar a la gente que es un poco reacia, porque se ha creado toda esta inseguridad, que parece que lo quieren es engañarnos, envenenarnos".

Y agrega: "El que no quiera que no se vacune, pero entonces que no se aproveche del resto de los beneficios de vivir en sociedad (...) Hay derechos, deberes y respeto por los demás, si tú no eres grupo de riesgo, tu vecina igual sí lo es y te montas en el ascensor con ella".

Todas las vacunas pueden dar algunos efectos secundarios a algunas personas, "lo que significa que funcionan" y es "muchísimo mejor tener una reacción a una vacuna que una infección".

Ante el futuro de la pandemia, estima que aún hay que pasar enero, porque "ha habido muchísimos contagios en las navidades, muchísima relajación, y todavía podemos tener otra ola", y, aunque no cree que vaya a ser "muy diferente a una ola grave como las que menos tenido ya", los sanitarios "están agotados y saturados, ese es el problema".

En todo caso, le parecería "raro que este virus nos diera una sorpresa muy grande ahora", sobre todo, porque cada vez hay más gente que ya lo ha pasado o se está vacunando.

Si de aquí a cuatro meses se vacuna a todos los grupos de riesgo, "desde luego que va a disminuir significativamente la gravedad y el número de gente ingresada".

Mientras la vacunación da sus primeros pasos, 2020 se cerró con la preocupación ante una nueva variante del virus detectada en Reino Unido, y Fernández-Sesma hace hincapié en variante, que no cepa. "Es un poco semántico, pero significa algo en ciencia".

Lo explica como si fuera un enjambre. "La abeja reina es la cepa, que tiene a su alrededor muchas mutaciones, que son un poquito diferentes -los zánganos, la obreras-, pero todas vienen de la misma reina. Luego, llega un momento que sale otra reina, que se muere o se tiene que ir. Es lo suficientemente diferente como para fundar otro enjambre".

Cuando se habla de una cepa nueva, es que supone "un cambio muy grande" y, por ejemplo, puede infectar más a otros grupos de población, llegar a otros órganos o no se puede detectar con los métodos usados para la primera.

Variantes "siempre va a haber" y hay que tenerlas en observación, porque con los millones de infecciones en todo el mundo, el virus "ha tenido oportunidades de mutar lo suficiente como para crear otra cepa. De momento no ha sucedido, y gracias que ha sido así, pero puede suceder".