Aunque la producción de este superalimento que es una bomba energética está muy mermada en la actualidad en Canarias, el higo ya era cultivado por los antiguos canarios antes de la Conquista por los españoles.

Sabemos que los higos formaban parte esencial de la alimentación de los habitantes de Canarias en la época prehispánica por los vestigios hallados en Tenerife y Gran Canaria, en excavaciones en las que se encontraron semillas de higos y cuya antigüedad supera en algunos casos los 1.500 años, según varios autores.

Los hallazgos permiten deducir que la higuera fue el primer frutal cultivado en las Islas Canarias. Hay evidencias arqueológicas y etnohistóricas de la importancia de los higos en la dieta de los antiguos habitantes de Gran Canaria, que recolectaban, secaban y almacenaban los frutos para su consumo en invierno. Con ello se garantizaban una aportación extra de energía, ya que el higo encierra tal potencial que es merecedor de estar en la dieta de un atleta de élite. Además, tanto fresco como seco, el higo posee las mismas calorías, muchas. Su enorme aporte calórico, unas 70 calorías por pieza, viene dado por su alto contenido en azúcar. Y en su virtud también está su inconveniente, su concentración de azúcares hace del higo una fruta nada recomendable para personas con diabetes.

Después de la Conquista del Archipiélago por la Corona de Castilla, el cultivo de la higuera se extendió por todas las islas. La causa parece ser el gran carácter rústico de esta fruta. De forma que los higos continuaron siendo, como en la etapa prehispánica, al menos en algunas islas como Gran Canaria, un producto de gran importancia en la alimentación de subsistencia de la población asentada en el Archipiélago.

El higo, un espléndido vigorizante

El higo, un espléndido vigorizante

Prueba de ello es que, además de alimentar a muchos canarios, pasó a formar parte del paisaje rural de las Islas hasta el último tercio del siglo XX.

Por esa razón, es frecuente la referencia a higueras en testamentos y disputas por los terrenos, quedando registrados muchos nombres de variedades que aún se conservan. Su importancia ha sido tal que en algunos casos se dejaba en herencia la tierra a una persona y la higuera a otra.

Otro signo de la relevancia que tuvieron la fruta y el árbol que la produce en la vida insular lo constituye la abundancia de toponimias que en Canarias guardan relación con este superalimento.

En Gran Canaria, por ejemplo, el teldense pago de la Higuera Canaria es uno de los más afamados. Esta toponimia tiene que ver con la extensión del cultivo.