El aceite de oliva es uno de los tesoros de la dieta mediterránea y más aún si es virgen extra, es decir, obtenido de las aceitunas por procesos mecánicos. De esta manera, el aceite conserva mejor todas sus valores nutricionales, que son las que aportan sus grandes beneficios para la salud. Numerosas investigaciones realizadas durante décadas han concluido que el aceite de oliva es un producto capaz de prevenir enfermedades y contribuir a mejorar diferentes problemas de salud. Aquí enumeramos diez de sus beneficios contrastados:

Mejora la salud cardiovascular y reduce el colesterol

El aceite de oliva es una grasa monoinsaturada que ayuda a prevenir las enfermedades del sistema circulatorio y del corazón porque reduce la inflamación y refuerza el revestimiento de los vasos sanguíneos. También contribuye a licuar la sangre, evitando un exceso de coagulación, y rebaja el colesterol malo y eleva el colesterol bueno. Esta acción balanceadora del colesterol ayuda a prevenir la formación trombos en la sangre y las consecuentes trombosis.

Regula la tensión arterial

Los polifenoles que contiene el aceite de oliva virgen extra, unidos a sus grasas saludables y antioxidantes, ejercen un efecto regulador de la tensión arterial diastólica y sistólica.

Mejora la salud cerebrovascular

Lo que es bueno para el corazón suele ser también bueno para el cerebro. Así, son varios los estudios que demuestran que las grasas del aceite de oliva favorecen la formación de membranas celulares y tejido cerebral y contribuyen a conservación de las neuronas, previniendo el deterioro cognitivo. Del mismo modo, la acción de las grasas buenas y los polifenoles del aceite de oliva sobre la circulación sanguínea reducen el riesgo de sufrir accidentes cerebrovasculares.

Previene la diabetes tipo II

Una de las investigaciones realizadas sobre la dieta mediterránea y, por extensión, sobre su grasa principal, el aceite de oliva, determinó que la manera tradicional de comer en España es capaz de reducir la diabetes tipo II hasta en un 50%.

Ayuda a reducir el peso

Está comprobado que el consumo de grasas saludables, como el aceite de oliva, un aceite vegetal monoinsaturada y rica en nutrientes, contribuye a acelerar el metabolismo y, por tanto, ayuda a controlar el peso. Como además tiene un efecto saciante, es el mejor tipo de grasa que se puede consumir para cubrir las necesidades del organismo. Solo hay que tener cuidado con las cantidades. Un máximo de cuatro cucharadas diarias nos garantiza todas sus propiedades y nos ayuda a no engordar.

Desinflama las articulaciones y protege de la artritis reumatoide y la artrosis

Sus propiedades antiinflamatorias redundan en una reducción de la hinchazón de las articulaciones que provocan enfermedades como la artritis reumatoide y la artrosis. Esto se traduce también en una disminución del dolor asociado a la inflamación de las articulaciones.

Regula el sistema digestivo

Las sustancias presentes en la composición del aceite de oliva virgen extra ayudan a mantener la regulación del sistema digestivo. Además de mejorar las digestiones, contribuyen al buen funcionamiento del hígado. Otros efectos son la reducción de la acidez estomacal y del estreñimiento. Pero tal vez uno de los efectos más interesantes sea la protección que es capaz de brindar frente a la Helicobacter pylori, un tipo de bacteria que puede causar úlceras y cáncer de estómago ya que los polifenoles del aceite de oliva tienen un efecto bactericida.

Previene del cáncer de mama

Varios estudios han demostrado que los polifenoles del aceite de oliva tienen un efecto protector frente a varios tipos de cáncer, uno de ellos el de mama.

Nutre la piel

El efecto nutriente de la piel se consigue más con la ingesta que embadurnándonos en aceite de oliva virgen extra, porque no penetra bien. Por tanto, no es recomendable sustituir la crema hidratante por aceite directamente de la botella de la cocina. Sin embargo, el aislamiento químico de elementos presentes en el aceite de oliva virgen extra y su introducción en cremas para el rostro y cuerpo permite que la piel aproveche todos sus beneficios hidratantes y nutritivos.

Mejora la salud del pelo

Si usamos aceite de oliva como mascarilla capilar conseguiremos un aporte extra de nutrición para nuestra melena, pero siempre sin abusar y aplicándola de medias a puntas para no engrasar demasiado todo el cabello.