No se sabe bien quién tuvo la culpa de que este superalimento llegara al plato de las civilizaciones antiguas y, a través de ellas, a la gastronomía y las cocinas de buena parte del mundo. Pero aunque el origen de esta verdura está un tanto difuso, bendita la hora en que a alguien se le ocurrió hincarle el diente.

Dónde empezó a consumirse es una incógnita. Europa o África pugnan por ser su punto de origen, pero sí se conoce que la usaban los egipcios, los griegos y los romanos, y que fueron éstos los que la introdujeron en los países mediterráneos.

Mejor en primavera

Esta hortaliza pertenece a la misma familia de bulbos en la que se incluyen, por ejemplo, los puerros. Está disponible todo el año, aunque la estación para obtener las mejores cebollas es la primavera. En Canarias, forma parte de la agricultura tradicional y es uno de los productos estrella de cultivo en Gáldar y en Lanzarote.

Si bien la mayoría de las variedades de cebolla tienen sabor picante, también se pueden encontrar algunas dulces. Y ya sea dulce o picante, al pelarla o picarla lo normal es llorar.

Es una verdura ideal para las dietas de adelgazamiento porque de su composición nutricional destaca la mayor presencia de agua, que es del 90 por ciento, y un mínimo porcentaje de calorías. Además, se trata de una importante fuente de fibra, lo cual favorece el tránsito intestinal.

Fuente de minerales y vitaminas

Minerales como el calcio, el hierro, el fósforo y el magnesio también están en su composición, si bien el calcio y el hierro de donde mejor se absorben por el organismo es en los alimentos de origen animal. Por ejemplo, el calcio de la leche es mejor que el de los frutos secos.

Pero a la cebolla la caracteriza la presencia de vitaminas, sobre todo ácido fólico o folatos (vitaminas del grupo B), los flavonoides y sus compuestos azufrados.

La vitamina B que posee ayuda al organismo en la producción de glóbulos rojos y blancos

Así, esta hortaliza contiene cantidades interesantes de vitaminas B, C y E. Sobre todo de folatos, que son importantes para la producción de glóbulos rojos y blancos. La deficiencia en esta vitamina produce anemia y existen estudios que apuntan a la relación entre niveles bajos de vitamina B y el deterioro de la función cognitiva y la aparición de enfermedades neurodegenerativas, como demencias, en personas mayores. Por lo que, a los mayores les vendría muy bien atiborrarse de cebolla.

Descongestiva

Por otro lado, a los compuestos azufrados de la cebolla, que le dan el olor, sabor y el picor característicos, se deben las propiedades descongestionantes del aparato respiratorio que tiene esta verdura, algo que viene muy bien en invierno, cuando bajan las temperaturas y los resfriados y las gripes están a la orden del día dificultándonos la respiración. Y eso se puede comprobar siguiendo esta pauta: Se corta una cebolla en trozos y se deja en la mesa de noche o en el suelo, junto a la cama cuando estamos congestionados. Al día siguiente habrá mejorado la expectoración, la tos y la congestión. Pruébalo, no falla.

Además, tiene propiedades antibióticas, desinfectantes, antioxidantes e incluso anticancerígenas. Estas son solo sus cualidades como alimento, pero la cebolla tiene muchos más usos prácticos en el hogar. Todo ello la convierte en un producto multiusos.

Fiesta de la Cebolla en Gáldar

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