Si hay un superalimento popular, al alcance de todas las mesas y los bolsillos, ese es la naranja. Tanto entera, en sus más de 300 variedades, como en zumo, el consumo de esta fruta es uno de los más extendidos entre la población porque es de sobra conocida su riqueza en vitamina C y porque se le presume como un gran aliado contra las gripes y constipados. Además, cuenta con otras propiedades menos conocidas pero igual de eficaces.

De la familia de los cítricos, una de las propiedades más importantes que se le atribuyen a las naranjas es su riqueza en vitamina C, de hecho, sin ser el alimento que más aporte tiene, es el que todo el mundo relaciona con esta vitamina, esencial para el organismo que no la puede sintetizar y por lo tanto tiene que ser consumida a través de distintos alimentos.

Una de las características de la vitamina C es que es hidrosoluble, es decir, que no tiene forma de acumularse en el organismo, por lo tanto el aporte hay que garantizarlo de forma habitual en la dieta, a ser posible de forma diaria.

En la lista de propiedades que aporta la vitamina C, entre las que figura su acción antioxidante y refuerzo de las defensas del sistema inmunitario, está su contribución al crecimiento de los tejidos y en procesos de reparación de los mismos; además de ser efectiva como antiinfecciosa y antibacteriana.

También se le ha achacado efectos beneficiosos para la visión y como preventivo en los cuadros catarrales. De hecho, dado que la naranja es una fruta de invierno, se recomienda que se ingiera para prevenir los catarros.

Otros estudios relacionan la naranja con la prevención de algunos tipos de cáncer, fundamentalmente de boca, laringe y faringe, y aunque aún no hay datos concluyentes al respecto, sí existen indicios de que es así, de hecho una de las recomendaciones médicas más comunes entre los fumadores es el consumo de naranjas o alimentos que contengan mucha vitamina C.

Feria de la Naranja de Telde Juan Carlos Castro

Temporada y variedades de naranjas

A esta importante carga de propiedades le añadimos la popularidad que tiene la naranja en todos los hogares, siendo una de la frutas más conocidas y aceptadas. En España hay muchas variedades, Valencia es la tierra por excelencia de las naranjas, pero en Canarias también las tenemos muy buenas, y al ser una fruta bastante asequible, de buen precio, vale la pena considerarla y destacarla como un nutriente importante que debe estar en la mesa de forma diaria, sobre todo en temporada alta, otoño e invierno en Canarias, si bien las naranjas se encuentran en el mercado durante todo el año procedentes de partidas que vienen del exterior, fundamentalmente de la zona mediterránea.

De las 300 variedades de naranjas que existen, alrededor de 30 son las que se producen y encontramos en el mercado. Todas ellas se pueden agrupar en tres grandes clases: navel, lisas y sanguinas.

Las navel (washington, navelate, navelina...) son muy valoradas por los agricultores ya que crecen robustas y sus frutos son grandes y muy ricos. El nombre le viene por su forma en inglés, dado que navel significa

ombligo.

Las lisas (cadenet, salustiana, valencia...) carecen del ‘ombligo’ que tienen las navel y, en muchos casos presentan pepitas. Se usan tanto para zumo como para consumo como pieza de fruta.

Las sanguinas (sanguinelli, moro...), presentan la carne y el jugo de color rojizo por la acción de una serie de pigmentos.

La naranja en la dieta

De las cinco piezas de frutas y verduras que se recomiendan tomar al día, lo adecuado es que una de ellas sea un cítrico, precisamente por las propiedades que tiene. Además de la vitamina C, tiene otras sustancias como los flavonoides (fuente de radicales libres), y otras vitaminas del grupo B aunque en menor cantidad.

Otro de los aspectos a destacar de las naranjas es la forma de consumirlas. Lo mejor es comerla entera, aunque la opción del zumo también es válida, siempre y cuando sea natural y se prepare en el momento, ya que las vitaminas se pierden con mucha facilidad, se oxidan por el contacto con la luz y con el aire.

La manzana también se oxida una vez que la troceas, pero a diferencia de la naranja le cambia el color para advertir de su pérdida de propiedades. Sin embargo la naranja, a pesar de que pierde gran parte de sus propiedades, su color y el aroma permanecen. Por tanto, el zumo hay que tomarlo inmediatamente, o evitar el contacto con el aire y la luz tapándolo y guardándolo en un recipiente opaco.

Otro aspecto importante de la naranja en la nutrición y prevención de enfermedades tiene que ver con los procesos de anemias, porque dada su riqueza en vitamina C, es capaz de fijar el hierro y facilitar que el organismo lo utilice de mejor manera, un beneficio añadido para incluirlas en las dieta diaria.

Su carencia produce escorbuto

Aunque afortunadamente ya es muy poco frecuente, el déficit de frutas naturales, especialmente de naranjas en la dieta diaria, provoca la enfermedad del escorbuto, una avitaminosis producida por la falta de vitamina C. Esta enfermedad, que surge cuando no hay suficiente vitamina C en el organismo, se manifiesta a través de un retraso del crecimiento, sangrado de encías y el incremento del riesgo de infecciones dado que altera el estado inmunológico. Esta situación ya no se ve, pero pone de relieve la importancia de este alimento y lo que sucedería si no lo incluimos de forma natural en nuestra dieta.