La Diabetes (del griego ´correr a través´) Mellitus (miel), es una enfermedad que afecta a varios órganos y se caracteriza por un aumento de la glucosa en la sangre (normal entre 80 y 120 mg por ml).

En 2000 se calcularon 171 millones de diabéticos en el mundo. En 2030 se prevén 370 millones. En España 5 millones de personas padecen diabetes.

La glucosa es la energía que necesitan nuestras células (70 billones) para vivir. Se ingiere con los alimentos y se absorbe durante la digestión pasando a la sangre.

Entrará en las células gracias a una puerta que se abre con una llave llamada insulina. La insulina es una hormona producida en el páncreas. Si no hay llave (Diabetes Tipo I) o si además la cerradura no funciona (Diabetes Tipo II, la mayoría), la glucosa no entra en la célula, sube en exceso en la sangre (Hiperglucemia) y se produce la enfermedad.

Todo el sistema metabólico se altera y se deterioran diversos órganos. Puede llevar al coma y a la muerte. También existe una diabetes del embarazo o gestacional, así como una falta de insulina por otras razones.

En la boca, si el paciente diabético no se trata adecuadamente, vamos a encontrar: mayor susceptibilidad a las infecciones, como candidiasis, caries, periodontitis, abscesos, alveolitis, glositis, etcétera; boca seca (xerostomía), parotiditis y halitosis (mal aliento); retraso en la cicatrización de las heridas.

Especial relación existe entre periodontitis y diabetes. La una predispone a la otra. La periodontitis puede ser un primer signo de diabetes. Si no se controla la periodontitis puede hacer empeorar a la diabetes y al contrario el tratamiento periodontal puede mejorar el control glucémico. La buena higiene oral será fundamental para estos pacientes.

El dentista puede contribuir al diagnóstico precoz de la diabetes y con sus cuidados (tratamiento de las infecciones orales y entre ellas la periodontitis) ayudar al control de la enfermedad. Puede también ayudar, en colaboración con el médico, a que el paciente mantenga su dieta y su tratamiento, así como hábitos saludables.

El paciente diabético bien controlado no presenta ninguna contraindicación para ser tratado en una clínica dental.