En el proceso, este gigante y temido lagarto indonesio se ha tornado en una especie de Che Guevara del reino animal, al aparecer reproducido hasta la saciedad en pegatinas, pulseras, tatuajes y camisetas.

Pero ésta es tan sólo la cara más visible de una amplia estrategia, que abarca desde productos de artesanía a microcréditos, pasando por visitas guiadas y vídeos divulgativos, y que persigue asegurar la preservación natural y la sostenibilidad del parque nacional de Komodo.

"El objetivo es lograr que para 2012 el parque genere los ingresos suficientes como para mantenerse y desarrollarse sin tener que depender de las donaciones de gobiernos u organismos internacionales", explica a Efe Marcus Matthews-Sawyer, director de Turismo, Marketing y Comunicación de Putri Naga Komodo, la empresa que gestiona este parque nacional.

Komodo -parque nacional de Indonesia desde 1980, y patrimonio de la humanidad y reserva de la biosfera desde 1986- se sitúa en un enclave natural único en el que confluyen especies asiáticas y australianas, y que acoge a cerca de 1.500 tipos de animales y más de 250 variedades de plantas.

Entre esta biodiversidad, destaca la importancia de algunas especies amenazadas como el dragón de Komodo, del que se estima que quedan algo más de 2.000 ejemplares, y raros ejemplares de delfines, manatíes, tortugas y ballenas.

"La autofinanciación es necesaria para asegurar la conservación de la flora y fauna del parque", afirma Marcus Matthews-Sawyer, dos días después de inaugurar una tienda de artículos de regalo y artesanía local en la isla de Komodo. "Y se puede conseguir", apostilla.

La estrategia de Putri Naga Komodo, apoyada por el Banco Mundial, es convertir los ingresos por turismo en la principal fuente de financiación del parque, algo que pasa por aumentar el actual precio de las entradas.

La organización estima que en 2012 se alcanzarán las 32.000 visitas, un volumen considerado por los expertos como no dañino, con lo que se obtendrían 1,75 millones de dólares (1,12 millones de euros), lo que supone pagar 50 dólares (32 euros) por una entrada de tres días, exactamente "lo que se precisa para las tareas de conservación", según Matthews-Sawyer.

Estos ingresos estarán además acompañados de los beneficios que se obtendrán de acciones de marketing y servicios de hostelería y restauración del parque, y que se emplearán para los gastos de personal y para apoyar a las comunidades locales, ya que dentro del parque nacional viven unas 4.000 personas.

"Hemos levantado cuatro escuelas de primaria, una en cada poblado, y estamos ofreciendo trabajos en el sector turístico y microcréditos para que los habitantes puedan empezar pequeños negocios", detalla Matthews-Sawyer.

Estos pequeños préstamos están sirviendo para iniciar empresas dedicadas a las conservas de alimentos y a la fabricación de productos de artesanía, además de para apartar a la población local de prácticas poco ecológicas.

De alcanzar la autofinanciación en 2012, Komodo se convertiría en el primer parque nacional de Asia que se sustenta económicamente sin necesidad de financiación externa.

"El Banco Mundial quiere un modelo de desarrollo sostenible de parques naturales en el que los fondos obtenidos por el turismo sirvan para preservar el medio y desarrollar las comunidades locales", apunta el director de Turismo, Marketing y Comunicación.

"Este proyecto podría servir de referencia a otras áreas de interés medioambiental en Asia", añade.