Bethesda Game Studios y su director Todd Howard se enfrentan con la quinta entrega de la serie The Elder Scrolls, a un nuevo desafío de calidad respaldado por sus dos anteriores obras: The Elder Scrolls IV: Oblivion y Fallout 3, dos enormes y completos exponentes del rol de acción de la actual generación de máquinas; el reto ahora consiste en mejorar aún más el producto seleccionando esencialmente lo mejor de ambos para combinarlo con una ambientación y un apartado técnico sobresaliente. Las ambiciosas intenciones de Bethesda han traído consigo uno de los títulos más caros y longevos en su desarrollo de los últimos años, una nueva entrega que supera las anteriores sin dejarse arrastrar hacia el continuismo de muchas franquicias que supone la repetición de esquemas y mecánicas hasta la saciedad.

El argumento de The Elder Scrolls V: Skyrim se enmarca dentro de lo que se anunciaba en Oblivion, es decir, la zona se ve empujada a servir como epicentro de una nueva era de conflictos y cambios. Desde que el último rey muriera, se ha cerrado en armas el conflicto entre separatistas e imperiales, lo que ha derivado en un caos social que queda reflejado en cada rincón del tenso y hostil territorio de Skyrim; a lo que se une la llegada de un dios que levantará un ejército de dragones dispuestos a destruir todo lo que se interponga en su camino de sangre y fuego.

El nuevo mapa de Skyrim, situado en la región norte del universo ficticio de Tamriel, dispone de una extensión superior a la mostrada en Fallout: New Vegas, suficiente para que el desarrollo de la trama se ajuste a las medidas de tan épica y colosal tarea. Aunque no existe una ciudad tan centralizada y enorme como la imperial capital del anterior Elder Scrolls, sí que encontramos muchas más ciudades y pueblos, todos de distinta estética, habitantes y arquitectura. Para no perdernos en tan vasto territorio y estrenando aspecto en la saga, se ha implementado una genial interfaz, no solo por la perfecta gestión del inventario, del sistema de mejora de habilidades o el de las magias, ya que visualmente es todo un espectáculo, el mapa se despliega en tres dimensiones desde propio juego ingame.

Una forma concreta de definir The Elder Scrolls V: Skyrim sería como describir un Oblivion potenciado hasta cotas inimaginables, pero es mucho más; inaugura un nivel superior que convierte el nuevo retoño de Bethesda Game Studios en un nuevo referente en su género. Todo está preparado para ofrecer una experiencia que ha evolucionado tremendamente desde su última entrega, el sistema de experiencia, el apartado técnico, la duración, la inteligencia artificial, el sistema de clima dinámico o el comportamiento de los habitantes de Skyrim es fabuloso. Elementos que combinados con la variedad de misiones, localizaciones, diálogos, la alta tasa de interacción con el entorno, el transporte, la profundidad de las batallas, la marcada personalidad del argumento y todo bajo la atenta y azarosa mirada de los dragones. En definitiva, The Elder Scrolls V: Skyrim pasará a la historia de la industria como uno de los productos más memorables de esta generación de videojuegos.