Esta segunda semana tocaba empezar a moverse, desentumecer los huesos y poner en marcha el cuerpo. Los dos intentos de hacer algo la semana pasada no pasaron de ser un mero calentamiento. Había que hacerlo mejor. Y así ha sido. Siguiendo la lógica impuesta y sin dejar de lado la aplicación para contar calorías MyFitnessPal que tan buen resultado me está dando, me he echado al monte -bueno, más bien a la calle- y he empezado a hacer ejercicio regularmente.

En realidad el ejercicio con el que he empezado no es más que un paseo matinal. Lo bueno es que no se necesita un gran equipamiento deportivo: unas zapatillas cualquiera, un chandal y un montón de calles para empezar. Y música. Mucha música. Porque si algo tiene eso de salir a caminar es que aburre a las ovejas.

El primer inconveniente llegaba así antes de lo esperado: caminar es muy tedioso y podía convertirse en causa de abandono antes incluso de empezar. El móvil y la música se convirtieron en mis mejores aliados para no perder las ganas de seguir adelante con el programa AppdelgazaTech a las primeras de cambio. Pero los auriculares empezaban a jugarme malas pasadas.

Los auriculares que utilicé el primer día fueron los que venían con mi smartphone, muy similares a los que posiblemente tengas en tu casa. Y debo decir que son muy decepcionantes si hay que hacer ejercicio con ellos. Aunque solo se trate de caminar. Afortunadamente, y como soy un tipo previsor, hice acopio de auriculares específicos para hacer ejercicio. Reuní siete auriculares distintos con dos características comunes: debían estar diseñados para hacer deporte y no podían costar más de 30 €.

A lo largo de los cuatro días restantes, en mis largas caminatas -de ello hablaremos otra semana, y de las apps para medir distancias y recorridos- los pude probar todos y pude comprobar cómo, de una u otra forma, todos fallaban en algo. En algunos casos los materiales eran de mala calidad -fue el caso de unos sin marca que compré en los chinos por 5 €-, en otros casos la calidad de sonido era decepcionante, pero lo que más fallaba en la mayoría de casos era la sujeción. Si vamos a salir a correr -en mi caso caminar- necesitamos unos auriculares que sean resistentes al sudor, que se agarren bien a nuestras orejas y que no terminen haciéndonos daño.

Finalmente, de todos los probados unos fueron los elegidos: los Philips Action Fit SHQ3305WS. Estos auriculares que cuestan 20 € en tienda me gustaron en primer lugar por su ligereza. Pesan poco más de 7 gramos, y además vienen con una bolsa para guardarlos y tres tamaños de almohadillas, para que se ajusten perfectamente a nuestras orejas, sean grandes o pequeñas.

Los auriculares deportivos Philips Action Fit SHQ3305WS.

Pero han sido los detalles los que me han convencido del todo. La pinza que incluyen permite que enganchemos el cable a la ropa, evitando así que se nos enrede o nos moleste. Además, incorpora un micro con un botón para poder así no solo recibir llamadas mientras estamos haciendo deporte, sino también realizarlas y controlar nuestra música. Y ojo al detalle: el cable está recubierto con kevlar, lo que lo hace realmente resistente tanto al sudor como a los desgarros y roturas.

Aíslan bastante bien del ruido externo, y por el precio que tienen debo reconocer que son unos auriculares ideales para empezar a moverse sin tener que hacer grandes gastos. La calidad de sonido es buena, aunque no llega a ser tan buena como en unos auriculares de gama alta, algo lógico si atendemos al precio. Y lo más importante: su sistema de sujeción de argolla es cómodo, y tras llevarlos durante algo más de una hora no me hicieron ningún daño, algo que si provocaron otros auriculares.

Pero la pregunta final y que te llevas haciendo desde hace algún tiempo es: ¿cuántos kilos han caído esta semana? La respuesta, en el vídeo.