Los orígenes del carnaval se remontan a las antiguas noches. Los antecedentes de esta celebración se encuentran en la Dionisia griega o en la celebración romana Satunarle. Protegido por máscaras y disfraces, el carnaval fomenta la libertad y la transgresión, la crítica al poder, la habitual inversión de roles, y deja volar la imaginación, permitiendo que murgas y comparsas canten letras irónicas y ocurrentes. Durante siglos, el Carnaval ha significado la alegría, la exaltación de los sentidos y el alboroto previo a la Cuaresma.

Fiel a este principio, un carnavalero ha salido a la calle disfrazado del dictador Francisco Franco desfilando al ritmo de Calle 13. Como el propio hombre dijo, se atavió de El Caudillo a modo de parodia.

Esto ha generado debate y todo tipo de opiniones. Hay quienes se lo han tomado como humor, pero otros han asegurado que todo tiene un límite y consideran este disfraz de mal gusto.