A sus 50 años, Marie-Francine se ve obligada a volver a casa de sus padres cuando su marido confiesa que la encuentra demasiado vieja y en el trabajo le dicen que es un estorbo. Ya en casa de sus progenitores, que siguen empeñados en tratarla como a una niña, Marie-Francine no tiene más remedio que aceptar un trabajo en una tienda de cigarrillos electrónicos. Allí conoce a Miguel, un hombre que está pasando por la misma situación que ella.