Kiet Engels es el tipo de maestra que todo el mundo quisiera para sus pequeños. Es estricta, aunque nunca severa. Es cariñosa pero no blanda. Tiene una paciencia infinita. Los pupilos de la señorita Kiet acaban de llegar a Holanda. Muchos de ellos son refugiados. Todo les resulta nuevo y desconocido. Algunos son peleones y tozudos, al principio. Pero la mano amorosa y firme de la señorita Kiet les da calma y despierta su interés. Esta no solo les enseña a leer y escribir el holandés, sino que también les ayuda a aprender a resolver problemas juntos y a respetarse los unos a los otros. Poco a poco, van adquiriendo habilidades y confianza.