Síntomas de desesperación. La rabia del francotirador de Pimienta en el estío del nueve. Crónica de un gen ganador y de la falta de precisión. Marc Cardona no ve puerta en su particular ‘estación tormento’. El reloj se enciende el 13 de agosto ante el Zaragoza en el Gran Canaria. Lo demás, es un simulacro. Pero conviene ganarse el respeto y las credenciales.
El ejecutor leridano de 27 años, uno de los cuatro fichajes del nuevo ciclo –con las altas de Sidnei, Álvaro Jiménez y Víctor Machín ‘Vitolo’–, parece gafado. Ha participado en los cinco duelos del stage en el Marbella Football Center, que ayer concluyó, ante Espanyol, Lille, Cádiz, Al-Shabab y Al-Nassr. Sigue buscando su trozo de gloria.
Voluntad, presión, compromiso, atento en el achique de espacios y el síndrome de la portería diminuta. En todos los amistosos gozó de oportunidades para estrenarse y ayer malogró cuatro claras. Lo noticioso es que el exjugador del Barcelona, Barça B, Eibar, Osasuna y RCD Mallorca dejó una secuencia de rabia. Golpeó el césped con sus manos, miró al cielo, maldijo el nulo acierto.
La búsqueda de uno o dos pistoleros para el régimen de Pimienta ha puesto en alerta a Marc, que trata de hacerse con la propiedad de la plaza del nueve titular en esta fase de entreguerras. Llegó avalado por Pimienta, con el que coincidió en el filial azulgrana, y conforma un ejemplo de profesionalidad. Pero igual que el panadero hace panes, al estilete se le reclaman toneladas de pólvora.
El club isleño ha firmado seis tantos en los 450 minutos disputados en el verano marbellí. De esas seis dianas, dos llegaron en propia meta ante el Lille y Al-Nassr. Un aviso a navegantes. El resto son obra de Benito Ramírez, Álvaro Jiménez, Ale García y el canterano Saliou, que emuló ayer al exjugador de la UD Thievy.
La apuesta por Marc Cardona llegó tras la triple salida de Jesé Rodríguez (once tantos en la pasada Liga), Rafa Mujica (uno) y Armando Sadiku (seis). Los tres encontraron acomodo por la falta de interés amarillo. «Lo que viene es mejor», valoran desde la entidad, que confían en el efecto de una jugada maestra antes del cierre.
El contexto
Jey-M se casó, hizo las maletas y voló a Turquía (para enrolarse en las filas del Ankaragucu). Por su parte, Rafa Mujica trata de congelar su condición de ariete errante en Portugal (FC Arouca) tras defender ocho escudos en cinco temporada. Todo un récord.
La garra de Sadiku se ha mudado a El Molinón (Sporting). Desechada la vía de Sergio Araujo y Salomón Rondón,todos los ojos están puestos en Marc Cardona. Con esos dos quintales de presión, ayer, patinó en el segundo acto.
Tres aproximaciones para estrenarse, muy claras, y la Utinsa que vuelve a pasar otra vez. En el autogol de Hamad Al-Mansour, el pistolero leridano estaba a unos centímetros de la acción. Se le iluminó la cara al colarse el balón, tras un centro de Sergi Cardona. Empecinado en marcar, Pejiño le puso un nuevo envío de oro y no acertó para poner la puntilla.
La cabalgada de Saliou y el olfato de Ale García ya han estrenado su cuenta. Pero Marc aún cuenta con dos pulsos amistosos de este verano ante la UD Tamaraceite y el filial amarillo. El gran momento de Benito Ramírez fue lo más reseñable en la primera parte. El resto, pecados de la prehistoria. Falta de contundencia defensiva y un serial de llegadas sin materializar. «Lo importante es generar», repitió Pimienta en la fase crítica de la pasada campaña. La UD fabrica y domina, pero se empequeñece en las áreas. Aún restan dos semanas para perfeccionar el método.
El bloque amarillo, con un Viera enérgico y sublime, arropado por Moleiro, está pendiente del encaje de Vitolo en un sinfonía de quilates –el ataque con más clase de la categoría–. Todo apunta a que tendrá su estreno, en su tercer periplo en el club isleño, ante el Zaragoza con unos minutos. Y mientras la dirección deportiva pone la directa por un ‘hombre gol’, Marc Cardona sepulta sus fantasmas.
Busca su primera diana redentora como hizo Sadiku en Valladolid. El mágico Zorrilla, césped bíblico. Con Pejiño al alza y el rigor de los Fabio, Enzo y Nuke, la situación exige goles como calmantes.
